Las tropas rusas emplearon bombas de racimo sobre la población de Járkov el 28 de febrero, según la ONG Human Rights Watch (HRW). Podría constituir crímenes de guerra, unas acciones que investigará el Tribunal Penal Internacional (TPI).
No obstante, aunque la investigación resultara afirmativa en cuanto a que se cometieron crímenes de guerra, Rusia, ni Putin, podrían ser juzgados por el TPI. El gigante euro-asiático no reconoce a esta Corte.
Así, Steve Goose, director de armas de HRW, señala que “Járkov está bajo el ataque implacable de las fuerzas rusas”. “Los civiles se esconden en los sótanos para evadir las explosiones y los escombros”, añadió.
Al tiempo, ha denunciado “el uso de bombas de racimo en áreas pobladas”. Una actuación que ha descrito como “un desprecio descarado e insensible por la vida de las personas”.
Así las cosas, la ONG ha constatado y analizado no menos de 25 vídeos y fotografías publicadas en redes sociales. En ellos se perciben tres ataques o las consecuencias de ellos en el norte, noreste y sureste de la ciudad.
Igual sucede en otras 15 imágenes que han tomado dos testigos ttras uno de los ataques al distrito de Shevchenkivskii.
De hecho, en uno de los vídeos, publicado en Telegram, se perciben diversas explosiones coincidentes con el uso de bombas de racimo. En concreto, en el distrito nororiental de Moskovskii, en la citada Járkov.
Por tanto, HRW ha verificado que las explosiones y por los resto de cohetes encontrados confirman que se trata de submuniciones de ese proyectil.
Además, en otro vídeo, grabado por una cámara de seguridad en el distrito de Industrialnyi, al sureste de Ucrania, se ven 15 explosiones consecutivas.
Asimismo, la ONG ha precisado que ha constatado más vídeos y testimonios y fotografías parecidas.
En ese sentido, explica en un comunicado que “el uso de armas intrínsecamente indiscriminadas en áreas pobladas está prohibido por el Derecho Internacional humanitario”.
Éste rige “la conducción de la guerra”. “Un tratado internacional prohíbe las bombas de racimo debido a su efecto indiscriminado generalizado y al peligro duradero para los civiles”, concluye.