Los relatos de Aina. “Trofeo compartido”, por Aina Rotger.

Aina Rotger Carlón.

Avanzo concentrada, un paso tras otro, sintiendo el suelo duro bajo las zapatillas. Mis rodillas se flexionan, mis brazos me estabilizan. Tantos días de entrenamiento en solitario y ahora me toca medirme a mis rivales: las veo pasar y sigo a mi ritmo, flexible y ágil, viendo el asfalto y los pies, muchos pies, uno detrás de otro impulsándose. Avanzo así hasta que llega un momento en que me duele el costado, la respiración se entrecorta y me falta el aire, me duelen hasta las suelas de los zapatos, y siento rendirme. Pero entonces las veo a todas ellas: las que no han podido participar porque no les estaba permitido y soñaban con ello, las que entrenaban y luego no podían demostrarlo, las que ni siquiera se atrevieron a soñarlo. Y me empujan todas a la vez, me elevan, amplían mi zancada, la refuerzan y con esa imagen me empodero y  ya solo las veo a ellas. Avanzo  siendo sus ganas, sus piernas, sus brazos, sus pulmones, sus cuerpos. Y cuando llego a la meta y por fin levanto el trofeo son sus brazos los que lo elevan por encima de mi cabeza y sus bocas las que prueban el champán y sus cuellos los que reciben la cinta ganadora. Y, solo entonces, descanso en su nombre.

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