El Congreso aprueba la ley Celáa

Tres minutos de aplausos y abucheos en el Congreso por la Ley Celaá

Ayer se debatió y aprobó en el Pleno del Congreso la conocida como Ley Celaá, que deroga definitivamente la LOMCE –Ley Wert— aprobada por el PP en 2013. Ésta que ahora se aprueba, la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación, no ha estado exenta de polémica. Sobre todo en las últimas semanas por apartar el castellano como lengua vehicular, término que desaparece, y por dejar prácticamente fuera de las ayudas a la educación concertada.

Lo primero no ha sentado bien incluso en las filas socialistas. Leyendo el texto, desaparece el término vehicular. En cambio, sí se mantiene la necesidad de que los alumnos acaben sus estudios obligatorios conociendo perfectamente el castellano y la lengua cooficial, si procede.

En cuanto a lo segundo, Ciudadanos exigía, en plenas negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado que no se excluyera a la educación concertada. La ley establece que para recibir ayudas no puede haber en las aulas segregación por sexo. Ese es el problema de la educación concertada. Al margen de todo, se daba por sentada la oposición del PP y de Vox.

Después de meses de debate en la Comisión de Educación, la Ley Celaá se debatió en el Congreso. Mari Luz Martínez Seijo, portavoz socialista en esta Comisión, intervino en el Pleno.

Aunque Meritxell Batet, la presidente de la Cámara, permitió que cada bancada se expresara como quisiera, tuvo que pedir silencio cuando la dirigente socialista terminó su intervención.

Fue cuando, tras agradecer a ERC, PNV y Más País su apoyo, dijo que estas formaciones “creen en la educación española y en su avance”. Esto caldeó más los ánimos de los diputados populares.

Sin embargo, la chispa definitiva que terminó por arrancar la repulsa de la bancada del PP y de Vox fue con su afirmación: “con la educación se progresa”. Los socialistas y sus socios de Unidas Podemos rompían en aplausos, junto a la propia Isabel Celaá, José Manuel Uribes, ministro de Cultura, y Pablo Iglesias, vicepresidente segundo.

En cambio, al otro lado del hemiciclo, y durante tres minutos, populares y diputados de la ultraderecha respondían al grito de “libertad, libertad”. Acompañaban con golpes en los escaños. Unas protestas que se encontraban con los continuados aplausos del sector progresista del Hemiciclo. Entretanto, Pablo Casado, líder del PP, se ausentaba para salir a firmar contra la Ley Celaá.

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