“Tradición y sentimiento”, por Isabel Viña.

Isabel Viña.

La actriz y cantante Ana Belén, invitada de honor en Calanda, tras iniciar en el gran bombo el ritmo para la ya muy conocida Romper la hora. A su término se emocionó y destacó la importancia de preservar y potenciar nuestras tradiciones.

Esto me da pie para desarrollar dónde realmente está la tradición, dónde empieza el fanatismo y la falta de respeto.

Durante estos días por las calles de nuestro país, hemos visto unos museos andantes, otros, fervor, religiosidad.

Pero realmente ¿dónde comienza lo religioso? ¿Dónde termina lo pagano y viceversa?

Hay ciudadanos que asistimos a las procesiones mirando, buscando y encontrando el gran patrimonio artístico que tenemos en España.

En esos momentos yo veo cómo otros ciudadanos lo viven de manera intensa, con el sentimiento a flor de piel, debido a sus creencias religiosas. Con total sinceridad, verlos me emociona a mí también. Veo cómo la gente vive desde su interior el significado del Nazareno, de la Virgen de la Soledad, del Descendimiento, en definitiva de un gran número de pasos y esculturas hermosas, donde otros observamos desde el punto de vista del arte en las esculturas policromadas.

Me emociona ver cómo lloran si llueve y no puede salir la procesión, me emociona ver el temblor en la cara de los hermanos y hermanas cofrades, me emociona cómo el aire mueve sus hábitos y al compás de los sonidos del tambor y el timbre de las trompetas, la noche se hace más negra, y esos sonidos dan recogimiento y paz. Son tradiciones, donde las cofradías y hermandades transmiten de generación en generación toda esta idiosincrasia.

Hay miembros de estas cofradías que ni siquiera son creyentes, pero estos días lo viven profundamente, desde una actitud inexplicable, pero realmente bella, desde lo más noble y callado de su interior.

Aquí es donde empieza lo pagano, dentro de un sentimiento tan personal, tan particular, que muchas veces se mezcla con lo religioso. Ni termina, ni acaba una cosa ni otra, solo  se mezclan, conviven, así lo percibo.

Con el respeto más absoluto repito, miro y me emociono con estos ojos paganos. Respeto, pilar básico, urgente y necesario en esta sociedad.

Cuando se pierde, empieza el fanatismo del creyente y no creyente, ya que el respeto ha de ser mutuo.

Aconsejo mirar a los ojos de los hermanos y hermanas cofrades, todos ellos, con distintas creencias, vividas estas a su manera, dan la mano a la concordia y al respeto, a la convivencia y a la tolerancia.

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