Los trabajadores españoles valoran mejor el teletrabajo

Los trabajadores españoles valoran mejor el teletrabajo

La consideración que tienen los trabajadores españoles sobre el teletrabajo ha mejorado, otorgando a su experiencia una nota de 8,4 sobre 10. El año pasado, la valoración de un 8,2.

Así lo refleja la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE).

A pesar de que en 2022 ha bajado el porcentaje de trabajadores que teletrabajan y el número de días semanales de teletrabajo, la percepción mejora.

De hecho, el número de ocupados que trabajó a distancia este año descendió en un 3,6% en los últimos doce meses.

Ha pasado el 17,6% de 2021 al 14% actualmente, es decir, unos 3,3 millones de empleados.

Entre las mujeres, la media de trabajo a distancia es de 3 días a la semana, por los 3,3 de los hombres. A su vez, ellas preferirían teletrabajar 3,6 días semanales, frente a los 3,9 que reclaman ellos.

Asimismo, a lo largo del último año se ha ido reduciendo el número de días semanales de teletrabajo, pasando de una media de 3,5 días a 3,1.

3,8 días de trabajo a distancia

En cambio, los trabajadores preferirían teletrabajar 3,8 días a la semana, de acuerdo con Estadística.

Respecto a las calificaciones, las mujeres valoran con un 8,3 el trabajo a distancia, por el 8,5 que otorgan los hombres.

Resulta, como mínimo, curiosa que aumente la distancia entre lo que reclaman los ocupados y la práctica real que afrontan los empleados.

Tal es así que en las negociaciones de los convenios es frecuente hablar acerca de la implantación de un modelo regulado de teletrabajo.

Sin embargo, los empresarios se resisten y están obligando de forma muy contundente al modo de trabajo presencial.

No obstante, desde el lado empresarial también perciben que se ensancha la brecha entre lo que demandan unos y lo que ofrecen otros.

Así, trabajar a distancia se ha convertido en una ventaja social para los trabajadores, pero los empresarios consideran la presencialidad como cultura de empresa.

Lo cierto es que ambas partes han hecho grandes esfuerzos. Con todo, hay quien piensa que es un error imponer un modelo que no ha justificado mejores resultados. Además, va en contra de los que piden los trabajadores.

Las empresas optan por la presencialidad

De hecho, queda demostrado que la presencialidad no marca el nivel de productividad. El que un empleado llegue el primero y se vaya el último no supone que su productividad sea mayor o más eficiente.

Así las cosas, conviven dos tendencias en cómo evoluciona el trabajo a distancia después de la pandemia. Por un lado, la de aquellas empresas que migraron al teletrabajo como algo excepcional y que ahora está regresando a la presencialidad.

De otro, la de otras compañías que van entrando al modo de trabajar a distancia de forma estructural.

En todo caso, se ha producido una suerte de desfase al imponerse, debido a la pandemia, la modalidad de teletrabajo.

Hay empresas que no han adaptado su organización o cultura, al considerar que el teletrabajo ha sido algo temporal.

No han cambiado su cultura interna y, por tanto, parece lógico que quieran volver a sus métodos anteriores.

Otras en cambio, se han adaptado y han modificado su organización, con cambios estructurales y profundos.

De este modo, han establecido una cultura corporativa más en la línea de las necesidades y valores culturales de sus trabajadores.

El teletrabajo vino de golpe

Dicho esto, parece que todo apunta a que trabajadores y empresarios no aprendieron bien lo que es teletrabajar.

Muchos empresarios pensaron que el cambio era sólo del lugar físico donde se trabaja, lo que llevó a fiscalizar a través de cámaras.

En definitiva, una suerte de presencialidad virtual que no ha funcionado.

También sucedió que de ese modo se ahorraba energía, algo que tampoco funcionó. Otros muchos pensaron que, así, se reducían los espacios y los costes asociados al local o sede.

Tampoco funcionó porque era necesario organizar el trabajo y planificarlo. De ahí que sea probable que los empresarios no quieran ni oír hablar de teletrabajo a la hora de negociar los convenios colectivos.

Como mucho, se comprometen a un máximo de un día, no todos, temporalmente y a prueba, pese a que existe una Ley de Teletrabajo.

Con esa norma, trabajar a distancia es un derecho desde el 11 de julio de 2021, un día después de que se publicara la ley en el Boletín Oficial del Estado.

Además, no debe entenderse como una medida más para la conciliación, sino que es un modelo de organización del trabajo.

Por otro lado, las facilidades para teletrabajar no está siendo un factor determinante para aceptar o rechazar una oferta.

El salario continua siendo el más importante, aunque el teletrabajo pueda inclinar, ante ofertas similares, que el trabajador prefiera una u otra.

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