Tecnología para hacernos más humanos

Por Carolina Gutiérrez Montero
(Investigadora biomédica)
Se sorprenderían si les dijera que hemos sido cíborgs desde que el ser humano fabricó las primeras herramientas.
Un cíborg o cyborg [cyber (cibernético) y organism (organismo)] sería un organismo cibernético es decir, una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos generalmente intentando mejorar las capacidades de la parte orgánica mediante el uso de la tecnología.
La palabra cíborg apareció por primera vez en un ensayo de Manfred E. Clybes y Nathan S. Kline en 1960 titulado Los Cyborgs y el Espacio. Y la definición realmente estaba aplicada a los astronautas, entendidos estos como seres humanos mejorados capaces de sobrevivir en entornos extraterrestres. Se plantearon esta idea después de pensar sobre la necesidad de una relación más íntima entre los humanos y las máquinas en un momento en que empezaba a trazarse la nueva frontera representada por la exploración del espacio.
Los cíborgs empezaron a definirse por aquel entonces como: “un sistema hombre-máquina en el cual los mecanismos de control de la porción humana son modificados externamente por medicamentos o dispositivos de regulación para que el ser pueda vivir en un entorno diferente al normal”.
Pero realmente atendiendo a estas definiciones un cíborg es alguien que utiliza herramientas externas para adaptarse al nuevo entorno. Y si nos paramos a pensar un poco, casi todos nosotros somos un poco cíborgs ya que recurrimos a estas herramientas diariamente: nos pasamos el día pegados a un teléfono móvil de alta tecnología, vivimos conectados a un ordenador, algunas personas precisan de un marcapasos implantado en su cuerpo para poder vivir, otras necesitan de implantes cocleares que les permiten recuperar la audición…
Este uso de la tecnología y de las máquinas que nos rodean no implica ni que los humanos debamos actuar como máquinas, ni que estas deban trabajar en nuestra contra ni por encima de nosotros. Deben trabajar a nuestro lado y nosotros como humanos debemos ensalzar nuestros valores diferenciales.
Los humanos deberíamos ser más humanos si cabe en una sociedad dominada por las máquinas y la inteligencia artificial. No debemos automatizar los momentos especiales de nuestra condición humana: disfrutar de los nuestros, amar…tenemos que recordar las cosas humanas.
Los niveles de participación en una sociedad tecnológica son muy distintos y estará en nosotros como individuos y como colectivo decidir de qué forma queremos integrar la tecnología en nuestra cultura y en nuestra sociedad.
Para ello no hay mejor manera que estar informado y estar preparado para esta tecnología exponencial que está llegando poco a poco a nosotros y que tenemos que aprender a incorporar a nuestras vidas pero sin perder la condición humana.
Los valores fruto de nuestra cultura no deberían convertirse en algo controlado por la inteligencia artificial, y las máquinas inteligentes no deberían arrasar nuestras culturas, sino que deberían permitirnos disfrutar más de la vida: ¡¡escribir, leer, amar, vivir!!
Debemos automatizar las cosas para que los humanos nos podamos dedicar más a vivir y crear; para mejorar nuestra calidad de vida, para alargar la esperanza de vida de nuestra especie…
La tecnología deberá aumentar lo mejor de la humanidad porque tiene que estar diseñada para el bien de las personas en primer lugar, mejorando la mejor parte de cada uno. Las máquinas no deben actuar como humanos, ni los humanos como maquinas.
La tecnología informará y creará tranquilidad. No se trata de informatizar la tarea principal de la persona como ser humano sino que la tecnología resuelva los problemas que se nos planteen con mayor rapidez y eficacia.
La tecnología deberá respetar las normas sociales, de manera que las herramientas tecnológicas han de entrar en nuestra sociedad poco a poco, que la gente se vaya acostumbrando a ella.
Sin embargo, hoy vivimos el desarrollo de nuevas herramientas a una velocidad de vértigo, lo que implica que la adaptación a las mismas tenemos que hacerla a esa misma velocidad. Para ello tenemos y confiamos en la singularidad como medio para la difusión exponencial de esta tecnología y el apoyo de la innovación y destinada a promocionar los nuevos paradigmas tecnológicos que están por llegar para quedarse definitivamente con nosotros.
A la tecnología, a la inteligencia artificial no hay que tenerlas miedo, porque en el fondo los robots deberían servir para que nosotros seamos más humanos.

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