El nuevo ‘techo de gasto’ que ha aprobado el Consejo de Ministros de este martes se eleva a la cifra récord de 198.221 millones de euros.
Este límite de gasto no financiero es el punto de partida para empezar a negociar los Presupuestos Generales del Estado para 2023.
Así, el nuevo ‘techo de gasto’ supone un incremento de un 1,1% respecto al del ejercicio anterior e incluye los fondos Next Generation EU.
En concreto, 25.156 millones procedentes de la Unión Europea. Se componen de 23.840 millones del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y otros 1.316 millones del fondo REACT-EU.
Además, contempla una transferencia a la Seguridad Social de 19.888 millones, es decir, un 8,1% más que en 2022.
En rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, María Jesús Montero, ministra de Hacienda y Función Pública, ha desglosado el nuevo ‘techo de gasto’.
Señaló que “alcanza una cifra record, aunque ello no impedirá que sigamos reduciendo nuestro desequilibrio y manteniendo el esfuerzo inversor”.
Respecto a la cantidad destinada a la Seguridad Social, destacó que muestra “el compromiso del Gobierno con el Pacto de Toledo”. Asimismo, con “la sostenibilidad del sistema público de pensiones”.
Más previsiones además del ‘techo de gasto’
Además de aprobar el límite de gasto no financiero, el Ejecutivo ha actualizado los objetivos de déficit.
Así, se mantiene la previsión de un desajuste del 5% del PIB en este ejercicio y se fija una tasa de referencia del 3,9% para 2023.
Se trata de la misma que se incluyó en el Programa de Estabilidad 2022-2025 y que se remitió en abril a la Comisión Europea.
De este modo, el Gobierno fijará reducción del déficit por debajo del 3% del PIB en 2025.
Desglosando por administraciones, el Gobierno mantiene su previsión de déficit para el Estado en el 3,8%.
Asimismo, en el 0,8% para las Comunidades Autónomas y en el 0,5% para la Seguridad Social. Por su parte, los ayuntamientos tendrán un 0,1% de superávit.
En cambio, si se desvincula la tasa referencia por subsectores para 2023, las autonomías contarán con un mayor margen de gasto.
Pasan de una tasa de referencia del 0,1% del Programa de Estabilidad a una tasa del 0,3% para ese año.
La Administración Central asumirá esa diferencia, pasando de un déficit del 3,4% en 2023 a una tasa de referencia del 3,2%.
Por tanto, la Administración Central reducirá su déficit el próximo año, pasando del 3,8% de 2022 al 3,2% en 2023.
Para terminar, Bruselas ha propuesto que las reglas que limitan el déficit y la deuda continúen suspendidas en 2023. Se entiende, de ese modo, que existe una situación de excepcionalidad.
En ese sentido, Montero pedirá al Congreso de los Diputados que apruebe la suspensión de estas reglas de déficit y de deuda.
Este paso es necesario para cumplir, así, con los artículos 135.4 de la Constitución y el 11.3 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
Parece que a la derecha no le gustan estos gastos, según ellos, excesivos porque prefieren que El Estado no intervenga en la cosas de los ciudadanos y se deje en manos de lo privado (en realidad el capital) haciendo que aquel se disuelva hasta su mínima expresión. Según esa idea debemos esperar a que la las cosas comunes nos la resuelva el poder económico que, como infraestructura de lo social, organiza en la práctica como puede y debe funcionar este Estado, que debe proteger y quienes se merecen su atención preferente.
La realidad es la que es, y este país, a pesar de la continua propaganda que la derecha descarga sobe el excesivo gasto y los impuestazos, gasta menos e ingresa menos, más allá del pequeño incremento de los últimos tiempos, que la media europea y mucho menos que los países de nuestro nivel. No oiréis, jamás a esa propaganda hablar comparativamente de dichos gasto e ingresos con nuestros socios europeos, sino de los rejonazos fiscales y los gastos excesivos de un país que en los últimos 10 años viene ingresando cerca de in billón de euros menos de lo que le correspondería si lo hiciera conforme a dichas economías.
Va siendo hora después que la hegemonía neoliberal del sistema financiero nos hundiera en la crisis de 2008 y, pusiera en recuperación un sistema que desplazó la carga contra los más débiles y que se beneficiaran solo los más ricos; empecemos a intervenir como tal Estado en la dirección de nuestras vidas.