“Tal vez no lo sepa”, por Francisco Estepa Víchez.

Francisco Estepa Vílchez.

En la historia de la humanidad, muy pocos seres humanos han tenido una influencia determinante en el destino de las civilizaciones, de nuestra especie o en el destino del planeta. Tal vez a la mayoría no les diga nada los nombres de Mario Molina, Frank Sherwood y Paul Crutzen. Yo reconozco que he tenido conocimiento de su existencia recientemente y pienso que son las personas que más han podido influir de forma positiva en el destino de nuestra civilización y del planeta.

Si preguntamos por personajes que han influido en el destino de la humanidad, tal vez se recuerde a Mahoma, Jesus de Nazaret, Gengis Kan o algún otro emperador de oriente u occidente. Tal vez se nombre a Cristobal Colón,  Isaac Newton, Albert Einstein, Thomas Alva Edison o incluso a Mark Zuckerberg, todos ellos personajes que ciertamente han influido en el destino de muchas personas, pero pocas personas entre los más de 7.000 millones de seres humanos que hoy vivimos aquí, conocen que la vida en nuestro planeta seguramente estaría condenada sin la aportación de Mario Molina, Frank Sherwood y Paul Crutzen.

Es curioso que la mayor aportación a la conservación de la vida en este planeta provenga de 3 científicos y no de figuras religiosas o políticas de la historia. No podemos negar que el progreso y el avance siempre vienen de la mano de la ciencia y el conocimiento. La destrucción de libros a lo largo de la historia a manos de fanáticos de toda índole y color, solamente ha significado un freno para el progreso, aunque a veces la ciencia también ha estado al servicio de causas disparatadas, como la carrera de armamento nuclear.

Hoy el mundo se enfrenta a otro verdadero problema que también pone en peligro a la humanidad y al resto de especies vegetales y animales. El cambio climático. Un problema generado por el ser humano en un planeta gobernado por “la mano invisible del mercado” y que únicamente encuentra un adversario en la fuerza que la humanidad, en su conjunto, puede concentrar a través de la política como mecanismo para defender el interés general frente al interés particular y el poder del dinero.

Mientras algunos personajes efímeros, se creen importantes aunque son incapaces de tomar medidas eficaces para proteger la vida de los ciudadanos de su región ante la COVID-19, tal vez no lo sepa, pero gracias a Mario Molina, Frank Sherwood y Paul Crutzen, premiados con el Nobel de Química en 1995, se puso freno a los clorofluorocarburos –CFC- que han puesto en peligro la capa de ozono de nuestro planeta y que podría haber desencadenado en la pérdida de la protección de la Tierra ante las radiaciones ultravioleta del Sol, con el desastroso efecto que hubiese ocasionado para toda la vida en la Tierra.

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