Las siete bolas de partido que salva Federer

Las siete bolas de partido que salva Federer

Roger Federer nos tiene acostumbrados a un juego elegante y rozando la perfección, pero salvar siete bolas de partido es de maestros. Lo hizo ayer frente al estadounidense Tennys Sandgren en cuartos de final del Open de Australia. El público de la Rod Laver Arena quedó rendido a los pies del suizo, y Sandgren, también.

Quien diga que Federer está en decadencia no solo no sabe de tenis, no sabe de deporte. Es cierto que a sus 38 años y con la exigencia del tenis de élite ha mostrado flaquezas. Nada imaginable cuando obtuvo, entre muchos otros, el Premio Laureus al Deportista del Año, en cinco ocasiones, cuatro de ellas consecutivas.

Quien no duda de lo grande que es Federer es Marca que relata cómo El Maestro, El Reloj Suizo, Su Majestad lograba salvar siete bolas de partido, siete bolas de partido, conviene repetirlo. Y además es humilde cuando en una breve entrevista en directo al término del encuentro decía: “No he merecido ganar, pero…”. “Lo bueno de estar aquí es que me lo tomo ya como un premio porque a mi edad debería estar esquiando en Suiza”, añadía.

Sandgren, número 100 del mundo, puso de nuevo al suizo contra las cuerdas, pero tras tres horas y media de juego, terminó doblegándose ante El Maestro. El resultado final, 3-6, 6-2, 6-2, 6(8)-7(10), 3-6. Tres de las siete bolas de partido las salvó en el décimo juego del cuarto set y las otras cuatro en el súper tie break del final de la manga.

Del estadounidense se puede decir que firmó uno de los mejores partidos de su vida, sacando al suizo de sus casillas. A tal punto fue así que Federer recibió una amonestación. Incluso las molestias que sufrió en el quinto set le obligaron a pedir la asistencia del fisioterapeuta.

Federer, como profesional, nunca se ha retirado de un partido

Pero jamás se ha retirado de un partido en los 1.512 disputados y no era ese precisamente en el que lo iba a hacer. Superar la cuarta manga, sufriendo como lo hizo, le dio alas para solventar el quinto y pasar a semifinales.

Es cierto que no llega a enfrentarse a Novak Djokovic en su mejor forma –a sus 38 años ya quisiera yo estar la mitad de bien que él-, pero lo que se vio ayer en la pista central del Melbourne Park deberá escribirse con letras de oro.

No en vano retiene el récord de 20 Grand Slam, el que anhela lograr Rafa Nadal si gana este torneo. El de Basilea se clasifica de este modo a la semifinal del Open australiano por decimoquinta vez, otro récord.

Y no en vano ha ganado 102 partidos en Australia y 101 sobre hierba en Wimbledon. Martina Navratilova, con 120 en este último, es la única que le hace sombra. Grande Federer.

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