“¿Servicios agrícolas o redes organizadas?”, por Carmen Vicente Muñumer.

Carmen Vicente.

Desde que Yolanda Díaz anunciase inspecciones en el campo para comprobar si existe explotación laboral o trata de seres humanos para la exploración laboral, algunos sindicatos agrarios han puesto el grito en el cielo, asegurando que no tiene ni pies ni cabeza, y lo consideran un ataque al sector. Aseguran organizaciones como ASAJA o COAG que, de haber alguna irregularidad, son casos puntuales y aislados y que ese escenario “nada tiene que ver con la realidad del campo español”.

Entonces, ¿debemos entender que la ONU ataca al campo español? Philip Alstom, relator de la ONU para la pobreza extrema el pasado mes de febrero, después de pasar unas semanas en España, confesó que quedó “pasmado” ante las cosas que llegó a ver en una finca fresera de Huelva. Pero tampoco hace falta irse a Nueva York (sede de la ONU) para escuchar estas “acusaciones”, sindicatos como UGT-FICA ya exigieron un mayor control de las empresas de servicios “que actúan como verdaderas mafias sin ningún tipo de control, y se dedican a explotar laboralmente a los trabajadores que captan”.

En Aragón UGT y CCOO denunciaron que durante la anterior campaña, a muchos temporeros se les pagaba 4,80 euros a la hora frente a los 6,20 que marcaban los convenios provinciales, llegando a haber casos en los que ofrecían pagos de hasta tres euros la hora.

También lo ha denunciado Cáritas, donde en uno de sus últimos estudios se extraen conclusiones muy preocupantes: uno de cada cuatro trabajadores realiza horas extra sin remuneración. Además revela que algunos tienen que soportar un trato humillante e incluso amenazas. Concluían que esta vulneración de derechos es “escandalosa y está arraigada en la población española”. La organización católica recomendaba llevar a cabo reformas para solventar esta situación.

¿Estamos pues ante casos puntuales? Estos son algunos de los destapados durante este 2020:

Medina del Campo: once detenidos por explotar a nueve personas obligadas a jornadas de 12 horas, de lunes a domingo, viviendo hacinados en condiciones deplorables. Desconocían si estaban dados de alta en la seguridad social, y su salario era de 5,50 euros la hora, dinero que no solían recibir.

Valencia: dos detenidos y liberadas ocho víctimas que eran sometidas a un férreo control haciendo uso fraudulento de sus tarjetas bancarias para extraer su salario.

Castellón: 61 personas liberadas, vivían hasta veinticinco personas en tres habitaciones exigiendolas un pago de 75 euros euro mensuales a cada una. Su jornada laboral era de once horas, de lunes a domingo, teniendo tan solo quince minutos de descanso para comer.

Torre Pacheco: detenidas 19 personas. Esta organización pagaba entre 150 y 200 euros mensuales a sus trabajadores.

Fraga, Hornilleja, Nava del Rey, Montesinos, Zafarraya, Alhama de Granada, Sevilla y un largo etcétera este 2020. ¿En verdad estamos ante casos aislados? La teniente de la guardia civil Elena Colás cree que “la trata de seres humanos para la exploración laboral es la esclavitud del siglo XXI. De hecho ha llegado a superar a la exploración sexual”. Ya en 2019 lo que más se registró por parte de la guardia civil fue explotación laboral, fue el primer año en que superó a la exploración sexual. La exploración supone una violación de los derechos humanos, está tipificada como un delito grave y, en la mayor parte de los casos están implicadas organizaciones criminales, aunque también se registran casos en los que quienes realizan esa explotación son clanes familiares.

La exploración laboral es un negocio de gran magnitud que ocurre delante de nuestras propias narices. Según Jose Ángel González, jefe de la brigada central de trata de seres humanos de la policía “en España el negocio de la trata mueve en torno a más de cinco millones de euros al día”. Esto supone casi 1900 millones de euros al año. ¿Y qué nos supone a nosotros? Las conductas en el ámbito laboral encaminadas a defraudar a la Seguridad Social y al Estado nos afecta a TODOS, estimulan la corrupción y atentan contra los derechos de los trabajadores. Además afecta a nuestro estado de bienestar ya que repercute de forma negativa en la posibilidad de realizar infraestructuras, dar servicios o pagar subsidios; sin embargo los señoritos de estas empresas y clanes sí se benefician de esas infraestructuras, servicios y ayudas que el resto de empresas o autónomos pagan religiosamente en este país. Estaremos de acuerdo en que no es justo, ¿Verdad?

¿Entonces por qué se pasa de puntillas o se evita hablar seriamente de este tema? Creo que el problema es que, como bien dice Cáritas, comienza a arraigarse en la población y hay quienes se han acostumbrado a ver esta situación como algo normal, sin pararse a pensar que esos 1900 millones de euros anuales que se estafan (junto a los muchos más millones que no se destapan) les beneficiarían a ellos, a sus hijos, su familia y amigos, a tener una vida mucho mejor, ya que se podría invertir parte de ello a acondicionar o crear colegios, centros de salud, hospitales, mejoras en carreteras, etc… Sin embargo lo que vemos que se hace con el dinero estafado por estas “empresas” y clanes es ver cómo pasan una y otra vez con sus BMW, Mercedes, o Porche Cayanne a controlar a sus esclavos, porque eso es lo que son para ellos sus trabajadores. En definitiva: dinero invertido para sus juergas y coches de lujo a costa del bienestar de todos los demás.

Suelo hablar de la empatía en muchos casos, y es que no hay nada como vivirlo en las propias carnes o ponerse en el lugar del otro para entender la dificultad o problema que afectan a otros ciudadanos (que además en este caso, de rebote, también nos afecta a nosotros). Y yo les pregunto en base a los casos mencionados anteriormente:

¿Alguno estaría dispuesto a trabajar por tres euros la hora? , ¿Aceptarían que sus hijos trabajasen por ese dinero? , ¿Aceptarían trabajar por 4 o 5 euros la hora de lunes a domingo 10,11,12 horas al día, y que parte o la totalidad de esa miseria te lo arrebatara tu jefe? , ¿Vivirían con 24 personas más, que no conocen de nada, en un mismo piso? , ¿Soportarían golpes y amenazas? Pues eso, señores/as es lo que ocurre con muchos trabajadores de buena parte de las “empresas de servicios” que vemos habitualmente en el ámbito rural, y doy por hecho que en ustedes o sus hijos lo verían como lo que es: explotación laboral, ¿entonces por qué hay a quienes les cuesta tanto ver esa explotación en el resto de las personas?

Hay quien se pregunta si quienes contratan sus servicios tienen parte de culpa en la existencia de estas redes. Bueno, hay que entender, en primer lugar, que es muy difícil encontrar gente dispuesta a trabajar en el campo, en torno a él se ha creado un halo de tercermundismo que en la mayoría de ocasiones genera ese rechazo laboral. En este sentido hay que comprender que sin personal, estas gentes se ven abocadas a contratar este tipo de empresas. Dicho esto, ¿Es posible que puedan saber lo que contratan? Bien, se entiende que en un principio no pero… por otro lado, se sabe de gente que después de que a estas empresas o clanes que han contratado se las haya detenido por delitos de fraude y trata de personas, una vez puestos en libertad, vuelven a solicitar de nuevo los servicios de estos ya delincuentes. Luego… ¿saben lo que contratan? En estos casos evidentemente sí, y habría que decir que no solo contratan a sabiendas a estas redes, sino que se hacen de forma activa parte de ellas. Porque, señores, en ese mismo momento en el que vuelven a solicitar los “servicios” de un grupo de personas de las que sabes que ha estafado al Estado (por consiguiente a todos nosotros), que ha maltratado, robado, amenazado y explotado a sus trabajadores, lo mires como lo quieras mirar y lo llames como lo quieras llamar, para mí solo cabe definirte como otro más de ellos, porque hay que tener mucho cuajo para volver a negociar con semejante gente.

Es cierto, no todos son así, y además en su mayoría se ven obligados a recurrir a estas empresas cuando es casi imposible encontrar peones agrícolas, pero no por ello se deben aceptar las injusticias contra otro ser humano. No podemos ver cómo los temporeros están de lunes a domingo, sin descanso, trabajando 10 o 12 horas en nuestros campos como si fuera una mejora en los servicios de la empresa.

¿La solución estaría en dar una especie de bonificación a agricultores que contratasen directamente temporeros, sin tener que recurrir a estos “intermediarios”? ¿O pagarles decentemente sus productos, que después se venden en tienda a precio de oro en muchos casos (qué casual, también en esto tienen mucho que ver los intermediarios)? No lo sé.

Puede que algunos vean complicado buscar solución a un problema que hoy en día se ha dejado enquistar tanto en la población, pero ¿tan difícil es dialogar, reunirse todas las partes y tratar de encontrar una forma de acabar con estas redes? A veces me pregunto si realmente se quiere acabar con ellas, porque si es así, lo primero que deberían hacer es casi lo primero que aprendimos de niños: hablar. Así que dejen de tirarse los trastos unos a otros, ayúdennos y ayúdense… ¡HABLEN!

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