Según datos del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, alrededor de 600.000 mil menores de 16 años se quedaron sin Reyes Magos o Papá Noel. Tampoco tuvieron regalos de cumpleaños. No había recursos en sus familias.
Ya en 2009, en plena crisis financiera, suponían el 6,7% de los niños menores de 16 años. Tras la recuperación económica de los años posteriores, el porcentaje se situaba en el 9%, es decir, más de 640.000 niños. Todos ellos se quedaron sin Reyes Magos o sin regalos de Navidad o cumpleaños.
Recientes estadísticas señalan que en el tramo de más bajo, con más carencias y en riesgo de pobreza, se concentran la mayoría de los niños que no pueden celebrar las fiestas.
Así, más de 200.000 familias en España gastan menos de 100 euros anuales en juguetes. Para el Comisionado, estos datos son “alarmantes”. Según sus informes, “estamos acostumbrados a hablar de pobreza en términos por ejemplo de renta. Pero eso no nos dice cómo se expresa en la vida de los menores” y quedarse sin Reyes Magos es “un factor más” a tener en cuenta.
“Esto de las Fiestas es una expresión más de la exclusión. Nos quedamos con un dato que enseguida olvidamos y que la gente no acaba de entender o incluso niega o desconoce su magnitud. Hay una incomprensión del fenómeno de la pobreza infantil, de qué significa en términos reales”, apuntan.
Por tanto, hay que atender a que las familias “en épocas de crisis concentran su gasto en lo esencial y las celebraciones no lo son”.
Ante este escenario, mencionan los derechos fundamentales de la Convención de Derechos del Niño para destacar la importancia de los juguetes en la infancia.
De acuerdo con el artículo 31, los menores tienen “derecho al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.
Algunas ONGs y Ayuntamientos organizan recogidas y entregas de juguetes para tratar de mitigar el efecto que provoca en los niños estas carencias.
Desde al Alto Comisionado insisten en visibilizar el problema. “No es plantearlo desde una perspectiva asistencialista de que es momento de recoger juguetes por solidaridad, sino de hacer visible lo que significa la pobreza”, concluyen.