La señal fue detectada en la Tierra el 17 de agosto pasado y procede de una región del cosmos situada a 130 millones de años luz.

Es el eco de una explosión cósmica, una fusión de estrellas de neutrones que generó onda gravitacionales, captadas por los laboratorios construidos por Estados Unidos e Italia (LIGO y Virgo) para este cometido. En esta ocasión, la quinta que se constata, pero la primera a causa de la fusión de dos estrellas de neutrones, la señal viene de la galaxia llamada NGC 4993. Se pudo observar también por sondas espaciales y una red de telescopios distribuidos por toda la Tierra, es decir, que se ha podido observar en luz y a través de ondas gravitacionales.
Alberto Castro-Tirado lidera la participación española a través de un grupo de científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y forman parte del equipo internacional que estudia esa quinta detección de ondas gravitacionales. El estudio ha permitido establecer con claridad la vinculación entre la fusión de estrellas de neutrones y la producción de elementos químicos en el universo. A su vez, investigadores de la Universidad de las Islas Baleares y de la Universidad de Valencia se dedican también al estudio de las ondas gravitacionales, a partir de los datos obtenidos por los detectores LIGO y Virgo.