En su última intervención ayer en el debate de la moción, esteril, de censura de VOX, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha ofrecido a Pablo Casado, líder del PP, retirar la propuesta de reforma para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Lo ha hecho de forma directa, sin dobleces, después de conocerse el sentido del voto de presidente popular. La única condición es sentarse de inmediato a negociar la renovación del órgano de gobierno de los jueces.
Además, ha invitado otra vez a Casado a renovar el resto de las instituciones cuyos mandatos han caducado. Esto es: Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional y Defensor del Pueblo. También, el Consejo de Administración de RTVE.
Coincide esta nueva oferta para negociar con la advertencia del Consejo de Europa, a través del Grupo de Estados contra la Corrupción (Greco), que ve con recelo la posible reforma.
Antes, el Ejecutivo había recibido la advertencia de la Comisión Europea. La línea marcada por Bruselas va dirigida a la despolitización del Poder Judicial en los países miembros en los que existen este tipo de organismos.
La reforma consistiría en dos puntos principales, según la propuesta registrada por PSOE y Unidas Podemos. Por un lado, rebajar la mayoría necesaria para renovar el CGPJ de tres quintos de Congreso y Senado a mayoría absoluta.
Por otro, limitar las actuaciones de esta institución cuando su mandato haya expirado. Con ello pretende evitar que haga nombramientos en puestos clave, como habría sucedido con el Tribunal Supremo.
Salvada la pérdida de tiempo de la moción de censura de VOX, y con el portazo de Casado a Santiago Abascal, Sánchez vuelve a tender la mano para desbloquear la renovación del CGPJ. El líder popular tendrá que retratarse, como ayer.
La oferta es detener el proceso para comenzar a debatir la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Así daría tiempo a que las fuerzas mayoritarias alcancen un acuerdo.