En su esperada comparecencia ante el Congreso, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha negado que su apoyo al plan de autonomía para el Sáhara de Marruecos sea un “giro” en la política del Ejecutivo.
No es sino “un paso más en el camino” que se inició en 2007, señaló. Fue entonces cuando se presentó y está en línea con la posición de países como Francia, Alemania o Estados Unidos.
En ese sentido, defendió que “no restando importancia a la decisión que he tomado, la he tomado con plena voluntad de dar un paso adelante”.
Al respecto, Sánchez sostuvo que José Luis Rodríguez Zapatero y, luego, Mariano Rajoy entendieron la complejidad del conflicto. En todo caso, ambos mantuvieron el reconocimiento del plan de autonomía.
“Lo que les pido es que valoren también esa complejidad”, ha reivindicado a la Cámara. “No hay desinterés ni desatención hacia el sufrimiento del pueblo saharaui”, afirmó.
Lo que busca, dijo, es “contribuir a la superación de un conflicto enquistado y sin perspectiva de solución hasta el momento”.
No obstante, el presidente se reafirmó en que toda solución debe pasar por el marco de la ONU. “Naciones Unidas es el marco para solucionar el conflicto en el Sáhara”, lo que “España siempre ha apoyado y siempre va a apoyar”.
La solución pasa por que ambas partes la acepten “mutuamente”.
Así, y dentro de ese marco, el Gobierno cree que la propuesta marroquí “es la base más seria, creíble y realista”.
“Tras muchos años de conflicto y de estancamiento en el proceso de negociaciones, esta es la base sobre la que hay más posibilidades de construir una solución que pueda ser aceptada por las partes”, insistió.
Es, destacó, “un posicionamiento claro, pero que no es nuevo”. Además, hizo hincapié, es una “posición alineada” con la de otros países del entorno, como Francia, Alemania o Estados Unidos.