Sembrar el “veneno del odio” es lo que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha reprochado a la oposición en el debate de control al Ejecutivo y sobre la prórroga del estado de alarma. Rechazó, igualmente, que las fuerzas políticas en la oposición estén utilizando la bandera y el nombre de España “en vano”.
Un mensaje que dirigía en especial a Pablo Casado, líder del PP, que luego lo acusaría de “ocultar muertos para esconder su incompetencia”. Lo justificó diciendo que “estamos aquí porque nos han votado los ciudadanos”. “No hay buenos españoles y malos españoles. No hay buenos y malos ciudadanos”, añadió. Por eso, pidió que no se utilice la bandera como “un arma” o una “frontera que separa”.
En esa línea, exigió que no se use “el nombre de España en vano. No usemos ninguno de los símbolos que fueron creados para representar lo que nos une, que es mucho más que lo que nos separa”.
Sánchez desarrolló su intervención explicando que el virus en latín significa “veneno”. Ese veneno es lo que se está viviendo, por ejemplo, en Estados Unidos. “El veneno es el odio, es el más dañino porque corroe las sociedades y aniquila las comunidades”, enfatizó.
“No al veneno del odio, no a la violencia física, no a la violencia verbal, no al insulto y no a la provocación”, pidió. En cambio, reclamó “concordia” a la hora de reconstruir el país, así como una “nueva actitud política”.
El presidente del Gobierno no quiso dejar escapar la ocasión para rechazar las acusaciones que la oposición lanza responsabilizando al Ejecutivo de la expansión del virus en España. Un claro mensaje en apoyo al 8M y una réplica a la investigación que lleva a cabo la juez Carmen Rodríguez-Medel.
Unas pesquisas acerca de la incidencia que pudiera tener la manifestación del Día de la Mujer en la propagación de la epidemia. La juez investiga la posible responsabilidad por autorizar la de José Manuel Franco, delegado del Gobierno en Madrid. “Alto y claro: viva el 8 de marzo”, proclamó.