La investigación del caso Kitchen –el espionaje del Gobierno de Mariano Rajoy al extesorero del PP, Luis Bárcenas–, ha marcado el habitual enfrentamiento entre Pedro Sánchez, jefe del Ejecutivo, y Pablo Casado, líder del PP.
Sánchez llegó a acusar a Casado de tapar un delito, la trama Gürtel, con otro, la operación Kitchen. Y toda España lo sabe, le espetó.
Las pesquisas del caso Kitchen tratan de esclarecer algunas de las presuntas actividades ilícitas del comisario jubilado José Manuel Villarejo, en prisión provisional desde noviembre de 2017.
La macrocausa consta de más de una veintena de piezas y la operación Kitchen es la séptima de ellas. La tesis de los investigadores es que la operación se costeó con fondos reservados, creando un grupo parapolicial para robar a Luis Bárcenas, extesorero del PP, documentos comprometedores para el partido y ocultárselos a la justicia.
Este grupo parapolicial se creó cuando la investigación judicial ya estaba abierta por una presunta financiación ilegal del Partido Popular: la “trama Gürtel”.
La operación Kitchen nació a raíz del descubrimiento de un audio intervenido al comisario Villarejo. En él que se le oye captar al chófer de Bárcenas para el operativo parapolicial.
Anticorrupción cree que participaron el comisario Villarejo, Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior, y el expresidente, Mariano Rajoy. Junto a parte de la cúpula policial del momento.
Cuando la Operación Kitchen, Casado era diputado raso
También le echó en cara su intento de “escurrir el bulto” la semana pasada cuando Casado aseguró que él entonces “no tenía responsabilidades en el partido”. Cosa fácil de demostrar ya que Casado era diputado por Ávila.
En el debate del miércoles, el rifirrafe ha continuado entre ambos. Casado ha acusado a Sánchez de perpetrar “recortes en las pensiones y en el sueldo de los funcionarios”.
Ha llamado comisaria Política a Dolores Delgado, Fiscal General del Estado. Y ha acusado al presidente de mentir en “pésima” gestión de la pandemia que ha causado “53.000 muertos”.
Volvió a salir la operación Kitchen: “Mire señor Casado, los únicos recortes que necesita España son los recortes en la corrupción del PP”, le espetó el presidente.
Sánchez siguió presionando a Casado. “Me gustaría creerle” y que va a poner fin a 30 años del PP incumpliendo leyes e incumpliendo la Constitución.
Si quiere demostrar que no es el PP de Aznar y de Rajoy “tiene que demostrarlo cumpliendo con la Constitución y no bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial”.
También presionó Sánchez, a Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos. “Usted que los tiene un poquito más cerca, me gustaría que influyera en el PP y que permitiera el PP que pudiéramos renovar esos órganos.
Pero Arrimadas no entró al trapo: “Si piensa que voy a mover un dedo para que se repartan los jueces, no nos conoce”, sentenció Arrimadas.