Salvini amenaza la estabilidad Europea

Salvini amenaza la estabilidad Europea

Se cumplen 100 días de gobierno del M5S y La Liga.
Cada vez que Matteo Salvini, ministro del Interior italiano y líder de La Liga, abre la boca, sube el pan. Cuando lo hace Luigi di Maio, viceprimer ministro de Italia y líder del Movimiento 5 Estrellas, M5S, también.

Sin embargo, la sensación es que tan solo es ruido y furia. 100 días de gobierno y apenas ha habido cambios sustanciales. De manera cuantitativa, se han reunido menos veces, menos tiempo y se han aprobado menos leyes que los Ejecutivos anteriores durante el mismo periodo de tiempo. Con el paso de los días ha ido relajándose la agresividad en temas como Europa y los límites del déficit. De hecho, estos ya no se superarán.

A su vez, las propuestas estrella se van diluyendo. Es el caso de la Flat Tax, un tipo impositivo único, o la renta básica de ciudadanía. En el asunto de la migración, Salvini se ha ganado ya una imputación por secuestro de personas y, a pesar de los gestos gravísimos, el número de expulsiones que prometía en su programa está por debajo de las que llevó a cabo el Gobierno socialdemócrata precedente.

Tal vez, al fin y al cabo, tanta agresividad no sea más que una estrategia electoral. Porque esa es la sensación, que está en campaña tres meses después de formar Gobierno. Salvini, que se volcó en la cuestión migratoria, obtiene en los últimos sondeos el 30,2% de la intención de voto. supera ya en casi un punto al M5S y el objetivo está puesto en las elecciones europeas de mayo de 2019.

La Liga utiliza el asunto de la inmigración como una herramienta electoral a coste cero y rendimiento muy elevado. Tal es así, que el 54% de los italianos están de acuerdo con la gestión del Diciotti, por la que el ministro del Interior, y también viceprimer ministro, puso en riesgo la salud de los inmigrantes que viajaban a bordo del buque de la Guardia Costera al impedir su atraque durante 10 días.

Por su parte, el M5S, los grillinos, lo ha apostado todo a la renta ciudadana. En principio, debía alcanzar los 780 euros para la población necesitada, pero ahora no queda claro ni siquiera que pueda financiarse.

El escenario y la crispación son tales que la patronal ha llegado a amenazar con salir a la calle junto a los sindicatos. Y es que la cuestión económica es la que fijará, en breve, la fragilidad o no de las promesas electorales. El próximo 15 de octubre se presentan los presupuestos a Bruselas y el 20 al Parlamento. La cosa está tan mal que, incluso, Standard & Poor’s y Moody’s decidieron aparcar sus valoraciones sobre la deuda de Italia, que está en el 132% del PIB, hasta entonces.

El profesor de Historia de la Economía y Empresas de la Universidad LUISS, Giuseppe di Taranto, señala que “el problema es que hay objetivos para los que hacen falta recursos que ahora mismo no existen. Según algunos cálculos, se necesitarían alrededor de 75.000 millones de euros. Por eso se han limitado los planes”.

El caso es que 100 días de gobierno y la mayoría de las promesas siguen sin desarrollarse. El sueldo de los parlamentarios sigue siendo el mismo y los vitalicios no se han eliminado y tan solo se ha quedado como una medida a desarrollar e investigar.

Tampoco se han completado los nombramientos de secretarios de Estado, lo que confirma que el M5S carece de opciones entre sus dirigentes. Lo mismo le ha sucedido en el Ayuntamiento de Roma. Otra medida sin cumplir, aplazada por falta de acuerdo, es la eliminación de la obligación de las vacunas.

Sí se ha aprobado, como gran éxito tangible, el Decreto Dignidad, por el que se pone límite a la contratación a tiempo parcial y se prohíbe publicitar las casas de apuestas. En el lado opuesto, el del desacuerdo, el techo de gasto y la norma del 3% de déficit, que han traído desmentidos y cambios de opinión sobre la marcha de unos y otros.

Algunos politólogos tratan de explicar la nueva comunicación política, que se separa cada vez más de lo que es una verdadera acción de gobierno. Así, se expresa a los electores una dirección y una senda a seguir, pero en realidad los objetivos no pueden cumplirse.

En opinión de Giovanni Orsina, “la comunicación política y la acción de gobierno son cada vez cosas más distintas. La estrategia está clara: das a los electores una señal muy clara siendo muy extremo, como la Flat Tax. Los electores saben que es algo retórico, y ya no lo toman no como una promesa, sino como la indicación de una dirección. Con ello, saben que les bajarán los impuestos. Pero la Flat Tax no llegará, no nos engañemos. La comunicación está adulterada”.

Y es que la cuestión económica es definitiva, un aspecto en el que La Liga ha sido menos radical de lo que se esperaba. La razón, que “su electorado tiene cosas que perder: propiedades, negocios e inversiones… A esa gente no le gusta que suba la prima de riesgo y se pongan en peligro sus ahorros”. Hasta Paolo Savona, ministro de Asuntos Europeos y antieuro, habló de la moneda única como “indispensable”.

Con este escenario, la cuestión migratoria ha concentrado el foco de atención en estos primeros cien días. Según Roberto D’Alimonte, experto en sistemas electorales, “ha sido lo único significativo. No porque se haya introducido una nueva política real, sino porque las posiciones de Salvini han tenido un gran impacto sobre la opinión pública. Es ruido, pero un ruido que ha cambiado los equilibrios electorales. Sobre todo en la coalición”.

Los datos son demoledores. Aunque parte de lo sucedido es obra del anterior gobierno, el número de desembarcos se ha reducido un 62% respecto a agosto de 2017. A ello se une que el 54% de los italianos está de acuerdo con esta política, incluso el 75% de los votantes del M5S. En este mes se anunció el decreto Salvini.

Se trata de una norma que pondrá límites a la protección humanitaria, permitirá extender el tiempo en que los inmigrantes puedan permanecer en centros de detención y restringirá los permisos de ciudadanía.

No obstante, la capacidad de respuesta del Ejecutivo italiano estará marcado por temas como la catástrofe del puente de Génova. En opinión del politologo Piero Ignazi “ha habido muchas declaraciones y muy poco gobierno hasta el momento. El drama de Génova no ha encontrado una solución después de un mes. Y ese es el primer paso en falso que puede dar el Gobierno”.

Con todo, además se certifica que Giuseppe Conte, primer ministro italiano, es un hombre de paja en el Gobierno después de estos primeros 100 días. No hay nada que no pudiera esperarse. Ha presidido 18 consejos de ministros con una duración media de 52 minutos, la más baja desde Enrico Letta, y se han aprobado seis decretos ley, dos menos que con Paolo Gentiloni durante el mismo periodo, y cinco menos que con Matteo Renzi.

Los que de verdad gobiernan son los dos vice primer ministros Salvini y Di Maio, a pesar de que cuando fue elegido avisó que no estaría supeditado a las órdenes de los partidos mayoritarios. A pesar de ello, su popularidad es la más alta del espectro político italiano.

En todo caso, tendrá que empezar a tomar decisiones. Un ejemplo es que las posturas de La Liga y M5S respecto a las sanciones propuestas por la Unión Europea a Hungría son opuestas y Conte deberá decidir por cuál se inclina.

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