“Salvar al soldado Ryan, salvar el Acuerdo de París”. Por Sandra Escudero

Sandra Escudero.

Por Sandra Escudero.
Este es el título de una aclamada película de Steven Spielberg en el que un grupo de soldados estadounidenses tienen por misión salvar a un compañero desaparecido en la II Guerra Mundial, para evitar así que su madre, pierda al único hijo superviviente que le queda de esa contienda.

Pero no, no vamos a hablar de esta película, sino que este por analogía epica podría ser el título de una de las principales conclusiones que podemos obtener de la recién finalizada Cumbre Mundial de Cambio Climático (COP 24) celebrada en Katowice (Polonia), en la que han participado 197 países.

Una cumbre con sabor agridulce, podríamos decir, en la cual la principal misión de los países más activos y beligerantes en la lucha contra el cambio climático ha sido “SALVAR EL ACUERDO DE PARÍS”, in extremis, ya que fue bloqueado por diferentes países ante la insistencia de los Estados más beligerantes en la lucha contra el cambio climático de introducir como acuerdo en esta COP el informe del IPCC de reducir la temperatura a un máximo de 1,5°C.

¿Qué países se niegan a incluir en la Agenda Mundial y las suyas propias las evidencias científicas que establecen que la supervivencia de la humanidad depende sí o sí en limitar el incremento de la temperatura?

Pues en esta parte se encuentran EEUU (cuyo presidente se mantiene firme en abandonar el Acuerdo de París el año que se haga efectivo el 2020), y por otro lado los países productores de petróleo, Rusia, Arabia Saudí, Kuwait…

Por otro lado, potencias emergentes como Brasil tuvieron la cumbre bloqueada, debido a que no está de acuerdo con el mecanismo con el que se contabiliza la emisión de gases de efecto invernadero… a la vez que pide una compensación económica al contribuir, debido a la gran parte de territorio que tiene de bosques tropicales y subtropicales.

Los países más pobres, los del continente africano principalmente, que por añadidura son los más vulnerables al cambio climático cuyos efectos ya se notan en sus suelos, sus aguas y su biodiversidad, y sus refugiados climaticos por las hambrunas y sequías solicitan los países ricos mayores aportaciones financieras, así como ayuda en transferencias tecnológicas limpias.

Dada esta situación, “Salvar el Acuerdo de París” se convirtió en el primer objetivo por parte del llamado grupo de países con mayor ambición climática, liderados por la UE (salvo Polonia, con gran dependencia del carbón, como ha demostrado el lugar de celebración de la COP una región minera), Canadá, Argentina, Fiji (ostentó la presidencia de la COP 23), Islas Marshall Jamaica, Granada… (todos ellos, países amenazados por el aumento nivel del mar), Nueva Zelanda o Costa Rica…

  • Así pues, Salvado París, tenemos que destacar que se han incorporado a la declaración de Katowice varios aspectos a destacar:
    Invitación a los países a adoptar medidas, planes y programas que contribuyan a limitar el incremento de la temperatura en 1,5°.
  • Adopción por los Estados que ratificaron el Acuerdo de París del Libro de Reglas, que por primera vez establece unas normas y mecanismos comunes a todos los países, para que se pueda verificar de manera real y efectiva las acciones y medidas que cada país realiza en materia de reducción de emisiones, mitigación y adaptación, en un marco de transparencia conocido por todos los países.
  • Balance de las políticas, actuaciones, planes y programas por cada uno de los países, para ver la situación real en la que se encuentran cada cinco años (siendo el primer balance en el horizonte 2023)

Sin duda, los que anhelamos dejar un Planeta mejor para nuestros hijos, y las generaciones venideras, nos gustaría un mayor nivel de compromiso, ya no solo por parte de los estados, sino también por los agentes económicos, industrias e incluso una pequeña parte de la sociedad que sigue sin concienciar.

Sin embargo, creo que debemos ver el vaso medio lleno, y como dijo Einstein: “Es cuando nos encontramos en las dificultades cuando nacen las oportunidades”.
Y desde estas líneas espero que el nuevo año 2019 esté lleno de oportunidades que nos permitan tener unos pueblos y ciudades más sostenibles, amables y acogedores en los que vivir y convivir en concordia y armonía.

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