Rutte consigue la capacidad de vetar la política económica española, dicen algunos

Rutte consigue la capacidad de vetar la política económica española, dicen algunos

Algunos medios tratan de deslucir el histórico acuerdo alcanzado para el Fondo de Recuperación diciendo que Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos, podrá vetar la política económica de España. Si bien es cierto que el acceso a las ayudas está sometido a ciertas condiciones, nada más lejos de la posibilidad del veto.

Estos medios, más preocupados en conseguir audiencia con titulares poco cercanos a la realidad, extraen conclusiones de la que llaman “letra pequeña” del acuerdo. Es de suponer que siguiendo consignas de ciertas tendencias políticas.

Es verdad que parte de esas condiciones pueden limitar la agilidad para que los fondos lleguen con rapidez. También es verdad que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, no quería ni condiciones ni burocracia que impidieran un sistema ágil y eficiente.

El acuerdo es el mejor posible, visto lo visto. Uno como el pretendido por Sánchez y el italiano Giuseppe Conte era el menos probable, visto lo visto.

Por último, vuelve a ser verdad que los autodenominados ‘frugales’, con Rutte a la cabeza, pretendían unanimidad a la hora de aprobar las reformas que abren la puerta a la llegada de las ayudas. A la postre, ni siquiera sus socios ‘frugales’ apoyaban tan extrema medida.

Ni Dinamarca, ni Suecia ni Austria lo respaldaron. Si les hubiera salido bien, tan contentos, habría sido entregar el bastón de mando al holandés, pero no fue así.

Por otra parte, tampoco el primer ministro holandés quería hacerse la foto junto a un Viktor Orbán, su homólogo húngaro, que sí lo apoyaba por razones muy distintas a las económicas.

Lo más que consigue Rutte es un mayor control de la Comisión Europea

Lo que se ha aprobado es un sistema para tutelar y controlar la concesión de las ayudas directas por una doble vía. Efectivamente, Rutte quería la capacidad de que los países pudieran vetar los planes de reformas e inversiones de sus socios comunitarios.

Lejos de ello, primera vía, cada país enviará sus planes a la Comisión Europea, que los estudiará. Los planes de reformas e inversiones deberán contar con la aprobación por mayoría cualificada. Sólo eso, aunque nada más y nada menos.

La segunda vía es el llamado ‘freno de emergencia’, una suerte de ‘denuncia’’ por parte de cualquiera de los países o grupo de países si tienen dudas acerca de esos planes. De ser así, podrán elevar el asunto a una cumbre de líderes, lo que supondrá la paralización de, en su caso, cada tramo de las ayudas. No obstante, veremos si finalmente se establece un plazo para resolver cada caso.

Por tanto, obstáculos sí, condiciones también, incluso alguna que otra trampa, pero de eso al veto hay un buen trecho. Y todo ello pese a que algún medio insiste en interpretar que “el derecho de veto y la contención que pretendía Rutte, en la práctica, existe”. De nuevo, contención, sí, veto, no.

Dicho esto, de lo que no hay duda es de que el halcón holandés, y seguramente los demás ‘frugales’, tratarán de poner todos los palos en las ruedas que puedan. En especial a España e Italia. Incluso sin razón. Después, ya veremos.

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