La situación epidemiológica en Rusia es una de las peores registradas en un país avanzado. En las últimas 24 horas, han fallecido 1.072 personas, totalizando más de 230.000 decesos desde que comenzó la epidemia.
Asimismo, se han confirmado 35.660 nuevos casos, alcanzando los 8,2 millones de contagios y casi 230.600 muertes.
En concreto, la mayoría de los nuevos casos positivos por coronavirus se han localizado en la capital rusa, con 5.279. A su vez, en San Petersburgo, con 3.297 y en la provincia de Moscú, con 3.030, según datos oficiales de las autoridades sanitarias de Rusia.
Así, Alexander Beglov, gobernador de San Petersburgo, decretó este sábado el cierre de restaurantes, cafés y establecimientos no esenciales. Permanecerán cerrados desde el 30 de octubre hasta, al menos, el 7 de noviembre.
Por tanto, según la nota publicada en la web oficial, “se prohíbe el funcionamiento de las instalaciones minoristas”. Igualmente, “se suspende el funcionamiento de los restaurantes, excepto los de comida para llevar y a domicilio”.
En paralelo, con el fin de frenar el avance del virus, Sergei Sobianin, alcalde de Moscú, decretó diez días festivos. La medida estará vigente del 28 de octubre al 7 de noviembre.
De este modo, respalda la propuesta de Vladimir Putin, presidente ruso, que defiende que se adopten medidas parecidas en todo el país.
Y es que la situación es consecuencia de que sólo un tercio de la población rusa cuenta con la pauta completa de vacunación. Además, según varios sondeos, más de la mitad de los ciudadanos de Rusia no se plantea vacunarse.
Por tanto, las autoridades atribuyen a la escasa vacunación una de las razones de la expansión del virus sin control en todo el territorio ruso.
La tendencia alcista de los contagios no es preocupante sólo en Rusia. En Alemania continúa aumentando, aunque en menor medida, la incidencia semanal, que ya es de tres dígitos tras superar los cien por cada 100.000 habitantes.