¿Qué es ser reservista voluntario?

Los asuntos colectivos competen a todos los ciudadanos. Y la Defensa Nacional es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. La paz es pues un fin de todos, no sólo de unos pocos.
El Real Decreto 1691/2003, de 14 de diciembre, aprobó el Reglamento de acceso y régimen de reservistas voluntarios, completado luego en la Ley 39/2007 de la carrera militar y la aprobación definitiva del Real Decreto 383/2011 que aprobó el Reglamento de Reservistas.
Desde hace años, cualquier civil puede aportar a las Fuerzas Armadas el valor añadido durante 15 días, un mes o el tiempo de activación requerido, que se le quiera aprovechar. Los médicos participarán, si así se considera, en la asistencia sanitaria, los periodistas en gabinetes de comunicación o los economistas -como es mi caso- formando parte del lugar donde seamos más útiles para el Cuerpo General. Todo ello con la debida instrucción y siempre bajo las órdenes de los mandos.
Las Fuerzas Armadas me permitieron elegir el Ejército del Aire. ¿Por qué lo elegí? Por mi afición a la aviación. Soy piloto privado (con la licencia caducada, por cierto), y las Fuerzas Armadas me permiten estar cerca de quienes admiro.
¿Entonces qué es lo que aporto humildemente a las Fuerzas Armadas? El Ejército del Aire me ha permitido impartir conferencias de Economía durante años a los cadetes de la Academia General del Aire, con el fin de completar su formación y bajo las órdenes del Comandante Marcelino Sempere, en aquellos días de emoción en San Javier. Es mi forma de colaborar tras 30 años como profesor en la Facultad de Ciencias Económicas. Participé como ponente en la Universidad del Mar el pasado mes de julio impartiendo a los alumnos una conferencia sobre Economía Mundial, organizada por la Academia General del Aire y así recuperar mi contacto con los mandos.
Mi afición a la aviación se multiplicó en mi estancia en los Estados Unidos. En este mes de enero de 2018 se cumplen 26 años de la fecha en la que el CEU San Pablo me envió durante tres meses a dar clase a sus alumnos en Extensión en la Universidad de Berkeley y donde tuve la oportunidad de participar como un simpatizante más en la campaña de Clinton. Allí me dio tiempo a terminar un libro sobre economía e innovación, y a culminar mi artículo sobre Alfonso de Valdés por el que la Sociedad Heráldica Española me concedió el Premio Internacional Emperador Carlos. Aunque la estancia fue corta, pude comprobar la facilidad con la que se vuela en Estados Unidos y la facilidad con la que uno puede formar parte del reservismo voluntario.
Me activa de nuevo el Ejército del Aire, como desde hace años, y para mí es un orgullo. Esta vez ha salido mi caso en alguna reseña periodística porque el Pleno del Ayuntamiento de Madrid me ha habilitado para estar disponible durante quince días. Agradezco a los servicios jurídicos y al Secretario del Ayuntamiento el haber encajado la compatibilidad jurídica necesaria.
No faltaré a mis deberes municipales institucionales, sumando horas, aunque mi militancia política como tal queda tácitamente suspendida de facto durante unos días. La única diferencia es que trataré de aportar como economista, como profesor o como ciudadano, aquello que necesiten las Fuerzas Armadas, respetando a los profesionales de carrera, estando a su disposición, y tratando, desde la humildad, de sumar responsablemente a la Defensa Nacional.

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