Más de una semana después de celebrarse las elecciones de mitad de mandato, los Republicanos han alcanzado los 218 necesarios para controlar la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Era lo previsible, pero han tardado más de lo esperado. Al final, no se produjo la ‘ola roja’ que vaticinaron sus líderes antes de los comicios.
La misma noche electoral, todo apuntaba a que sus 206 escaños de inicio serían el preludio de una aplastante victoria de los republicanos.
Sin embargo, su ascenso ha sido lento, casi con cuentagotas, mientras que los avances de los demócratas se hacían con mayor ritmo.
Los del partido de Joe Biden pasaban, en cambio, de los 177 de la madrugada del 10 de noviembre, a los 209 de este miércoles.
De hecho, el reparto a estas horas es de 211 representantes demócratas por 218 republicanos, y aún quedan por asignarse seis escaños. Por tanto, la representación final en la Cámara de Representantes podría quedar, finalmente, muy igualada.
Así, con la Cámara Baja en manos del Partido Republicano, terminará el segundo mandato de Nancy Pelosi, presidente demócrata de la Cámara de Representantes.
Además, los republicanos obstaculizarán la agenda legislativa de Biden, que se enfrentará a no pocas dificultades. Incluso, podría llegar a tener que gobernar a golpe de decreto.
Dicho esto, ambos partidos y la Administración están ‘condenados’ a entenderse durante los próximos dos años y alcanzar consensos.
Los republicanos se enfrentan al veto presidencial
Es cierto que el Partido Republicano podrá sacar adelante iniciativas propias en la Cámara de Representantes.
Sin embargo, se enfrenta al control demócrata del Senado y a la potestad de Biden de promulgar o vetar leyes que emanan del Congreso.
Con todo, el resultado es menos ‘impactante’ puesto que se esperaba una holgada mayoría republicana en ambas Cámaras, hecho que, al final, no se ha producido.
No obstante, el inquilino de la Casa Blanca se ha mostrado dispuesto a trabajar con los republicanos para lograr “resultados para las familias trabajadoras”.
“El futuro es demasiado prometedor para quedar atrapado en la guerra política. El pueblo estadounidense quiere que hagamos cosas por él. Quieren que nos centremos en las cuestiones que les importan y en mejorar sus vidas”, señaló tras conocer la victoria republicana.