En una entrevista al diario El País, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, ha advertido que quien “haga fracasar” la reforma laboral deberá “explicárselo a los trabajadores”.
Es una norma a la que es “muy difícil” decir que “no” y que cuenta con el respaldo unánime de los agentes sociales, señaló. Un claro aviso a las formaciones políticas que han anunciado que no la aprobarán, como ERC y el PP.
Así, la también vicepresidente segunda del Gobierno remarcó que la reforma laboral tiene como objetivo “atajar la temporalidad”. Asimismo, “corregir la precariedad”, por lo que es “difícil de tumbar”.
Por eso insistió en que “a quien la haga fracasar tendrá que explicarle a los trabajadores de Cádiz o los que están sin negociar su convenio porque acabó la ultraactividad que prefiere la norma anterior”.
“O tendrá que decirles a las camareras de piso o a los trabajadores de seguridad privada de empresas multiservicio que van a seguir cobrando el salario mínimo”, explicó.
Continuó señalando que tendrá que explicarlo “a un precario que, en lugar de tener un contrato estable, va a seguir con contratos de dos días”.
Así, pidió a los partidos que valoren “bien” lo que representa esta nueva ley. Se refirió expresamente a Pablo Casado, líder del PP, y lamentó que haya mostrado su negativa a la reforma.
“Además de un enorme error, me parece que daña a España”, censuró, para luego agregar que la oposición es un “páramo”.
Así las cosas, la ministra hizo hincapié en la importancia de la reforma laboral pactada con la patronal y los sindicatos. Según indicó, es un acuerdo que ha “priorizado”.
Además, apuntó, le habría gustado hacer otras cosas. Un acuerdo en el que el mayor obstáculo ha sido la temporalidad. Marca un modelo en el que va a haber un “cambio de tendencia brutal”. “Los contratos van a ser estables y se va a presumir de indefinidos”.
Según señaló Díaz, “para mí hubiera sido más fácil hacerlo unilateralmente, pero quería que este acuerdo saliera con el acuerdo de los agentes sociales”.
Por otra parte, explicó que la Comisión Europea estuvo muy pendiente de la negociación. Incluso participó en conversación “intensas” en más de 70 reuniones. En cambio, “en ningún momento” puso “ningún obstáculo” a la reforma.