“Reemplazando al Estado I», por Paco Estepa.

Francisco Estepa Vílchez.

Cuando no se pone límites al sector industrial y empresarial para invertir en educación, se está abriendo la puerta a reemplazar al Estado en materia educativa. Las grandes corporaciones que tributan en paraísos fiscales para pagar menos impuestos al Estado, obteniendo grandes beneficios para después invertir una parte en negocios, por ejemplo como la educación. Es parecido a esos grandes cárteles de la droga que invierten su dinero negro en actividades lícitas y ganar más dinero limpio de esta manera.

Hace tiempo que se está trasladando el poder de la sociedad y sus mecanismos democráticos a las corporaciones y fundaciones que persiguen los objetivos que más benefician los intereses de quienes las dirigen, buscando una sociedad consumidora de sus productos y un modelo social neoliberal, competitivo socialmente y menos solidario. Si observamos el mundo con una mirada de globalización, podemos observar como la mano invisible se esfuerza en dividir a la sociedad y enfrentarnos entre nosotros para evitar un frente social y democrático que prime la igualdad y la justicia social en el mundo.

La presencia de estos grupos que intentan reemplazar al estado social es una realidad y quienes se enfrentan a ellos, deben tener una gran dosis de tenacidad puesto que el negocio es de muchos miles de millones. En Democracia, un sistema educativo totalmente público, con una financiación pública fuerte y sin presiones por parte de lobbies, es un sistema que garantiza la igualdad, el respeto a los valores democráticos y evita la aparición de grupos de interés que solamente buscan beneficios económicos a costa del debilitamiento del Estado en favor del poder de las corporaciones y sus dirigentes no elegidos democráticamente.

Si hubiese una verdadera voluntad democrática en favor de la educación, las donaciones serian impuesto que gestionaría el Estado, permitiendo que todo el profesorado, por ejemplo, accediese por oposiciones libres y no bajo los criterios empresariales de las fundaciones y corporaciones.

Ahora en España hay un Gobierno progresista que tiene la oportunidad de poner límites en nuestro país a estas políticas empresariales y volver a poner en valor políticas sociales, pero el poder económico es un gran adversario de la libertad, que siempre intentará comprar voluntades y evitar que mediante leyes se limite su poder y debilitar al Estado y a la Democracia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *