La propuesta de Pedro Sánchez de que las comunidades autónomas cuenten con rastreadores militares del Ministerio de Defensa ha sido todo un éxito. Cantabria, Castilla y León, Melilla, Murcia y Comunidad Valenciana ya los han solicitado. En breve lo harán Galicia y Madrid, que han mostrado al departamento que dirige Margarita Robles su intención de pedir efectivos.
Ha sido la propia ministra quien ha anunciado estas peticiones. Algunas comunidades han estimado el número de rastreadores militares que necesitarán. Sin embargo, la cifra que calculan los gobiernos autónomos no será “vinculante”.
Así, serán los propios rastreadores quienes vayan a los territorios solicitantes para, sobre el terreno, hacer una primera valoración. Se contará también con la ponencia de alertas del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y de las autoridades autonómicas.
Robles compareció ayer junto a Salvador Illa, ministro de Sanidad, después de la reunión del comité de seguimiento del coronavirus. Señaló que se ha hecho llegar a los gobiernos autonómicos una guía de actuación para canalizar sus solicitudes al Ministerio de Sanidad.
Tras la formalización de sus peticiones, se decidirá “a la mayor brevedad” a qué comunidades van los rastreadores militares para llevar a cabo esa valoración. Ya se está planificando ese desplazamiento a las comunidades que han solicitado los efectivos.
Posiblemente en 24 horas se hará la valoración de necesidades. La intención es que sea “algo dinámico”, también para aumentar o reducir los efectivos según las necesidades. “Vamos a intentar ser muy ágiles. Lo importante es el servicio a los ciudadanos”, señaló Robles.
No se enviarán rastreadores militares de oficio
La titular de Defensa ha querido dejar claro que no se enviarán rastreadores militares “de oficio”. Lo justificó en que son las comunidades autónomas quienes tienen la competencia en materia de Sanidad. “Tendrán la responsabilidad suficiente para valorar si lo necesitan”, remarcó.
También quiso agradecer a los gobiernos autónomos que ya han solicitado efectivos que hayan dado ese paso. El objetivo, dijo, es la “colaboración institucional”, sin “ninguna otra valoración”. “No valoramos si se ha hecho bien, mal o regular, sino que queremos poner los medios para la lucha contra el virus”, afirmó.
Por su lado, el Gobierno de Madrid se cuestionó “dónde estaban en junio y en julio” esos rastreadores militares, en su línea de lanzar balones fuera y tapar su nefasta gestión de los rastreos. En cambio, la ministra no entró en su juego. Tan sólo matizó que Madrid nunca hizo petición alguna en esas fechas.
Ello, a pesar de que ya se había anunciado que el Ejército estaba formando rastreadores para cubrir sus propias necesidades y que se pondrían a disposición de las comunidades autónomas.
El Ejército comparte y respeta los valores de los ciudadanos
Además, puso en valor que la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la epidemia es como mejor se manifiesta la unidad contra ella. “Sin colores políticos”, subrayó, porque la neutralidad política es característica en el Ejército, compartiendo y representando los valores de los ciudadanos.
Asimismo, quiso valorar la labor de rastreo es esencial y que formar para ello “no se puede improvisar en 24 horas”. “Ser rastreador no es fácil, no cualquiera puede ser rastreador, hay que tener conocimientos de la enfermedad pero también de psicología de las personas”, precisó.
A ello añadió que estos rastreadores militares están completamente preparados para llevar a cabo su misión con empatía y absoluto respeto a los derechos de los ciudadanos. Deslizaba así su respuesta a la duda del Gobierno madrileño que cuestionó la preparación de los militares.