Quim Torra: el fracaso del independentismo no tiene límite

Quim Torra: el fracaso del independentismo no tiene límite

No obtuvo la mayoría absoluta necesaria.
Estaba previsto. Se cumplieron las previsiones y el independentismo boicoteó su propio proyecto en un ridículo más que hace parecer a la democracia catalana un fantoche que no sabe salir de su ensimismamiento. Más bien el de los independentistas. Los 66 votos de JxCat y ERC, frente a los 65 de Ciudadanos, PSC, comuns y PP y la abstención de los cuatro diputados cupaires, no fueron suficientes y habrá que esperar a mañana, CUP mediante, para que Torra sea investido president, una vez que la formación anticapitalista decidió hoy en su Consejo Político celebrado en Cervera mantener la abstención, permitiendo, así, que, por fin, después de cuatro meses desgobernados, pese al 155, los catalanes vean alumbrar un Govern efectivo, aunque no está tan claro que sea un Gobierno libre y para todos, no solo para menos de la mitad de ellos, visto el discurso de investidura pronunciado por el candidato.
Una intervención delirante, en la que retó al Estado en un relato descontextualizado y duro. Leyó, así, un texto en el que planteó un proceso constituyente para el establecimiento de una república de los municipios. Torra señaló, nada más empezar, sus tres objetivos: defender a Puigdemont, liberar a los que, según él, son presos políticos y construir la República de Cataluña. “Yo no debería estar aquí, debería estar el señor Puigdemont… Persistiremos, insistiremos y le investiremos”, señaló. En otro sentido, defendió que “nunca nos cansaremos de luchar por la libertad de los presos”. Y, en tercer lugar, la construcción de un nuevo Estado: “Mi presidencia estará encaminada a luchar a favor de la república catalana”, dijo.

Retos al Estado
“Hoy en Cataluña la democracia está en peligro”, señaló sin pestañear. En ese sentido, el candidato tuvo unas palabras muy duras hacia los jueces que “impidieron” los procesos de investidura de sus tres antecesores: Turull, Sànchez y el propio Puigdemont. “Indecencia”, “barbaridades”, fueron los calificativos que vertió sobre las decisiones de los magistrados. El momento más histriónico fue cuando leyó unas frases de Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, en 1990 diciendo que “Cataluña será lo que quieran los catalanes”, sin acabar la sentencia y con una descontextualización evidente.
Torra se dirigió entonces a Juncker pidiendo la creación de una plataforma que sirviera para solucionar los problemas de Cataluña desde la intermediación de la Comisión Europea. Al mismo tiempo ofreció a Rajoy diálogo, no sin antes descalificar a las instituciones del Estado y, posteriormente, proponer un comisionado para investigar las actuaciones de la aplicación del 155.

Proceso constituyente
Agradeció a Artur Mas el ilegal referéndum del 9-N, así como calificó al Estado como anacrónico y anticuado. Defendió, entonces, un paso más: abrir un proceso constituyente. En un discurso delirante, ajeno a la realidad, distante de la mayoría de los catalanes, propuso hacer una Constitución de una nueva república para el bienestar de todos los ciudadanos.
Mientras, ajeno también a la realidad, durante el discurso de investidura de Torra, precisamente, al mismo tiempo, el Presidente del Gobierno de la Nación, Mariano Rajoy, lejos de escuchar estos retos, asistía a un mitin en Jerez de la Frontera.
Por su parte, dirigentes del PSOE declararon a este periódico que, entre el delirio de Torra y la pereza de Rajoy, Cataluña necesita un cambio que refuerce sus instituciones, recupere la normalidad y defienda la democracia. Eva Granados (PSC), en declaraciones a La Sexta, dijo “Torra ha ignorado a la mitad de los catalanes a los que tiene en un exilio interior”.

Sexto candidato que no es investido a la primera
Tras la sesión plenaria de ayer, Torra se convierte en el sexto candidato que tiene el dudoso honor de no conseguir ser elegido president en primera votación. Jordi Pujol, en 1980 y 1995, Artur Mas, en 2010 y 2015, y Jordi Turull en marzo de 2018, le preceden. Pujol sí lo consiguió en segunda vuelta en las dos ocasiones, no así Mas, que en la primera, sí, pero en la segunda se encontró con el veto de la CUP –da qué pensar-, mientras que Turull tampoco lo logró al no poder presentarse a la segunda sesión plenaria por su reingreso en prisión decretado por el juez Pablo Llarena.
Sí lo lograron a la primera: Pujol, en tres ocasiones seguidas desde 1984 a 1992 y, posteriormente, en 1999, mientras que Pascual Maragall fue investido en 2003, José Montilla, en 2010, Mas, en 2012 y Carles Puigdemont en 2016, la última vez que se ha nombrado president en la democracia reciente.

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