¿De quién será el terreno que la lava gane al mar?

¿De quién será el terreno que la lava gane al mar?

El terreno que la lava gane al mar en La Palma pasará automáticamente a ser propiedad del Estado y formará parte del patrimonio geológico nacional.

Sin embargo, las tierras y propiedades sepultadas por la colada seguirán siendo privadas. En cambio, el Estado estará obligado a proteger esos nuevos bienes, que quedan sujetos a la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad. Las propiedades sepultadas podrán expropiarse o no.

La Ley de Costas señala que pertenecen al dominio público marítimo terrestre estatal los terrenos o islas formadas o que se formen por causas naturales. Tanto en el mar territorial como en las aguas interiores de los ríos, hasta donde se hagan sensibles las mareas.

En consecuencia, el terreno que la lava gane al mar, previsiblemente, serán inalienables, imprescriptibles e inembargables.

Asimismo, la Constitución establece que la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental se regulan por la Ley de Patrimonio del Estado y el Patrimonio Nacional. Así se hace con el objeto de su administración, defensa y conservación.

Sólo será del Estado el terreno que la lava gane al mar

José Luis Barrera, experto vulcanólogo del Ilustre Colegio de Geólogos, explica a Europa Press estos extremos, en especial sobre las propiedades sepultadas.

Insiste en que sólo el terreno que la lava gane al mar pasará a ser de dominio público. “Solo será automáticamente del Estado el nuevo terreno que se genere si la lava llega al mar”, incide.

En cambio, los propietarios de las tierras y propiedades cubiertas por la colada ya no podrán construir sobre la lava solidificada. Sólo sería posible si se modifica lo que constituye el patrimonio geológico o histórico.

Según el experto, las hectáreas tragadas por la colada “probablemente” se declararán zonas protegidas. Por tanto, se pone sobre la mesa qué debe hacer el Estado con esas propiedades. El proceso es “complejo”, sostiene Barrera.

Las administraciones podrían optar por intercambiar los terrenos a sus propietarios por otros. Incluso, construir una nueva aldea o pueblo para relocalizar a los afectados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *