¿Quién ganará en Costa Rica?

El país centroamericano elegirá entre Fabricio Alvarado y Carlos Alvarado.
3,3 millones de costarricenses fueron convocados el pasado domingo para elegir al presidente y a los 57 diputados del Congreso para los próximos cuatro años. La participación alcanzó el 65,16% del censo, según datos del Tribunal Supremo de elecciones, TSE. Ninguno de los trece candidatos obtuvo la mayoría necesaria para gobernar sin pasar por una segunda vuelta, por lo que los ciudadanos de este país centroamericano serán de nuevo convocados a las urnas el próximo 1 de abril, una jornada electoral en la que deberán elegir entre dos candidatos de igual apellido pero posturas políticas diametralmente opuestas, en especial respecto al matrimonio igualitario. Fabricio Alvarado, predicador evangélico y defensor del conservadurismo radical, y Carlos Alvarado, ex ministro del partido oficialista, una formación política acusada de corrupción, son los candidatos que han salido presidenciables en estas elecciones celebradas el 4 de febrero.
Ninguno de los dos obtuvo el 40% necesario para eludir una segunda vuelta. Fabricio, del Partido Restauración Nacional, obtuvo el 24,78% de los votos, según el TSE, mientras que Carlos, del Partido Acción Ciudadana, la actual formación gobernante, logró el 21,74%. Con todo, el predicador se perfila como el favorito, toda vez que su rival, ex ministro del partido en el gobierno, arrastra las acusaciones de corrupción que salpicaron a su formación y que afectaron a su campaña. A ello se une que Costa Rica, un país de mayoría católica y conservadora, se ha visto dividida por el dictamen de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obligaría al gobierno costarricense a legalizar los matrimonios del mismo sexo. Fabricio aprovecho su habilidad predicadora y su influencia en las comunidades religiosas para obtener el respaldo del sector más radical del conservadurismo en Costa Rica. Por su parte, Carlos, de centro izquierda, moderó su discurso, prometiendo estabilidad y experiencia para su gobierno, gracias a su pasado como ministro, y se mostró más abierto al matrimonio del mismo sexo, que se convirtió, después de la sentencia de la Corte, en el eje central de la campaña electoral.

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