Los españoles comemos en Navidad aquello que nuestra tierra produce. No, no se crean que es un aserto tan simple como un ajo. Depende de lo que produzca el agro de la provincia donde usted nació, así comerá la Nochebuena y las sobras en Navidad. Eso sí, el rey, el monarca, sigue siendo el pavo.
Por ejemplo, no es extraño que los extremeños le den al rico ajo que tanto gusta y tan sano es para nuestro organismo. El ajoblanco extremeño es un plato típico de la tierra de los conquistadores. Típico y barato. Se trata de moler bien los ajos, ponerles miga de pan, chorrearle aceite de oliva y llenarle de sal.
En el País Vasco toman merluza koskera o merluza en salsa verde. Porque los vascos, reyes del Cantábrico, del Atlántico Norte y de cualquier océano, tienen la tradición de sacar del mar muchas cosas de las que comen.
Por eso en Aragón, Navarra y Castilla-León se imponen los asados. El cochinillo o el cordero. Porque se trata de zamparse lo que se tiene más a mano. Un cerdo o una oveja, un cochino o un lechal. Bien asado, no se pasen con el aceite, pónganle más agua para que se haga en su propio jugo y pispás.
¿Han oído hablar de la sopa balear? Pues sí. Típico de Mallorca. Los isleños tienen en su activo siempre que, coman lo que coman, les espera al final del camino una rica ensaimada que aliviará cualquier boca hambrienta.
Pero el rey de la Navidad es el pavo. En El Corte Inglés lo llaman ‘pavita’, que es un diminutivo indigno para el rey del moco. Ese animal que se mosquea tanto conforme llega el frío y que hace de las delicias de las bocas más exigentes.
En Castilla-La Mancha se pondrán hasta arriba de queso y en La Rioja se bañarán en vino. Andalucía recuperará las gachas, la pipirrana y el bacalao con naranja. Y en Canarias las papas arrugás.
Claro que nunca va a faltar en la mesa los langostinos para empezar a hablar. En la casa de los más pudientes las angulas. Y, siempre, el jamón, cinco jotas para los de posibles o un embasado de Mercadona para el vecino del cuarto.
Polvorones, mazapanes, turrones, peladillas. Comemos lo que nos da la tierra. Nuestra tierra.