El Gobierno chino pide en la ONU que se levanten las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea al país caribeño.
“China se opone a la intervención de fuerzas externas en los asuntos internos de Venezuela. Se opone a la intervención militar en Venezuela y se opone al uso de la llamada cuestión inmunitaria para lograr fines políticos”. Así se manifestó Ma Zhaoxu, embajador permanente del gigante asiático ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la sesión celebrada la semana pasada.
Es más, ha criticado lo que considera el doble rasero de Estados Unidos cara a resolver la crisis en Venezuela: se habla de velar por el bienestar de los venezolanos, pero se imponen sanciones cada vez más duras. “Son contradictorias y el motivo es dudoso”, dijo. En su opinión, la historia demuestra que las sanciones unilaterales solo complican las situaciones y perjudican la vida de los pueblos que son objetivos de las mismas.
En consecuencia, hizo un llamamiento al Gobierno estadounidense y a la Unión Europea para que levanten las sanciones impuestas al país caribeño y se creen condiciones normales para su “desarrollo socioeconómico”. “China seguirá cooperando con Venezuela sobre la base de los principios del respeto mutuo, la igualdad, el beneficio mutuo y el desarrollo común para el bienestar de nuestros pueblos”, anticipó.
Nicolás Maduro, presidente de facto de Venezuela, ganó las elecciones presidenciales en mayo de 2018, en unos comicios de dudosa legitimidad, según parte de la comunidad internacional. Los resultados de estas elecciones no han sido reconocidos ni por la oposición venezolana, ni por Estados Unidos ni por la UE. Por contra, sí han reconocido -no todos los países miembros de la Unión Europea- como presidente interino del país a Juan Guaidó, el jefe de la Asamblea Nacional venezolana tras autoproclamarse como tal el pasado 23 de enero, abriéndose una profunda crisis política en Venezuela.