Occidente observa, que no vigila, el proceder de los nuevos gobernantes en Afganistán. El primer decreto talibán no sorprende: se suspende la educación mixta. No sorprende, aunque espante, mientras Occidente sigue impasible.
Más en concreto, el nuevo régimen ha suspendido la educación conjunta de hombres y mujeres en las universidades e institutos de la provincia de Herat.
En un vídeo difundido, se observa que en las aulas sólo hay jóvenes estudiantes mujeres. No hay presencia de hombres ni de profesores masculinos.
Y no va a ser el último decreto talibán que desprecie y humille a las mujeres afganas de cualquier edad.
La ‘reconquista’ de Afganistán por los fundamentalistas islámicos trae de nuevo la imposición de la sharia, el cumplimiento estricto de la ley islámica.
Esto incluye la práctica desaparición de las féminas de la vida pública, siempre que no vayan acompañadas por un mahram. Es decir, un familiar varón cercano.
Ya hablamos hace unos días de las 29 prohibiciones, maltratos y vejaciones que sufrirán las mujeres tras la toma del poder por parte de los talibán.
Segregación en los transportes públicos, la desaparición de los baños públicos para ellas o, como ahora ha sucedido en Herat: la separación en la educación.
Veremos si pueden seguir estudiando porque la sharia prohíbe a ellas el desempeño de prácticamente todas las profesiones y oficios. De hecho, no pueden trabajar fuera del hogar, salvo para ciertos trabajos para poder hacer cumplir otras prohibiciones.
Es el caso de la medicina o la enfermería. El resto de las profesiones y oficios queda reservado a los varones.