Primer aniversario de la guerra de Putin

Primer aniversario de la guerra de Putin

El 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin, presidente de Rusia, desataba una “operación militar especial” en territorio ucraniano, dando comienzo la guerra en Ucrania, la guerra de Putin.

Este viernes se cumple el primer aniversario de la invasión, 365 días de horror, de sufrimiento del pueblo ucraniano. Una descerebrada agresión a un país soberano bajo la zafia excusa de defender a las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk.

Pero la guerra de Putin va mucho más allá, un conflicto armado en Europa en pleno siglo XXI. Un ataque que pone en peligro a las democracias.

Desde entonces, millones de ciudadanos de Ucrania han tenido que huir de su hogar en uno de los mayores éxodos de la historia.

Europa los ha acogido con los brazos abiertos ante tanto sufrimiento.

La respuesta de Occidente ha sido unánime, salvo algunos tan descerebrados como el mandatario ruso y sus seguidores.

Unión de Occidente frente a la guerra de Putin

Así, la Unión Europea se ha mostrado firme y unida, casi como se unió para afrontar al virus de 2020.

En tiempo récord, asimismo, ha dado luz verde a la adhesión de Ucrania al bloque comunitario, junto a Moldavia.

Al mismo tiempo, ha impuesto una decena de paquetes de sanciones que están ahogando la economía de Rusia, aunque también la de su población.

Un pueblo que poco o nada tiene de responsabilidad en esta guerra de Putin, al que se le ha represaliado y se le mantiene desinformado.

La OTAN, por su lado, ha actuado con prudencia pero con contundencia, proponiendo de forma exprés la incorporación a la Alianza de Suecia y Finlandia.

Contraofensiva ucraniana

De este modo, Ucrania, que ha recibido toneladas y toneladas de armamento occidental, ha podido defenderse de forma casi heroica.

Incluso, ante la sorpresa de los propios rusos, el Ejército ucraniano lanzó una contraofensiva que ha permitido a Kiev recuperar buena parte del territorio invadido.

Ahora, Ucrania ha pedido tanques ‘Leopard’ y en poco tiempo le llegarán. También ha pedido cazas F-16, aunque esto no está tan claro que se le conceda, aunque la OTAN está de acuerdo en que se le suministren otros tipos de aviones de combate.

Así, esta guerra de Putin ha provocado una crisis alimentaria que, aparentemente, se ha aliviado gracias al acuerdo para exportar grano ucraniano.

A su vez, una crisis económica, con inflaciones de doble dígito que han obligado a los Gobiernos a tomar medidas. También la Fed y el Banco Central Europeo se han visto obligados a subir los tipos de interés.

Con ello, las hipotecas, los préstamos de todo tipo, pero, esos sí, con ganancias sin precedentes para energéticas y banca.

Unos sectores que, además, protestan por los impuestos especiales que casi todos los países les han impuesto.

Y todo ello porque los precios de los alimentos, los carburantes, el gas y la electricidad se han disparado y las familias sufren.

Crímenes de guerra

Aunque de lo que no debemos olvidarnos en realidad es del horror que está representando la guerra de Putin: las muertes.

Muertos entre los soldados ucranianos y los propios rusos, también entre los 300.000 reservistas que movilizó.

Pero, sobre todo, los civiles, crímenes de guerra descarnados en Bucha, Mariúpol, Izium, Járkov, Kupiansk, Zaporiyia, Kramatorsk, Iprin, Jersón…

Esta es la guerra de Putin, que sirva para acordarnos de lo importante de la paz.

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