Preocupación de ACNUR por los asesinatos de líderes locales colombianos

Para consolidar la paz en Colombia es necesaria la protección de las poblaciones más afectadas.
En este año, tal y como ha informado la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se ha producido la muerte de 78 líderes y miembros de organizaciones sociales, y se cree que trece de ellas han sido asesinados.
El pasado 17 de octubre, José Jair Cortés fue asesinado y, desde entonces, se cree que siete líderes más lo han sido y otros muchos han recibido amenazas. Cortes era el líder de la Comunidad Afrocolombiana de Alto Mira y Frontera en Tumaco, un colectivo del que 1500 personas han sido desplazadas en 2017 y muchas de ellas viven confinadas, por lo que no pueden acceder a sus cultivos o a pescar para cubrir sus necesidades básicas.
A pesar de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, su implementación se está demorando en muchas zonas donde la presencia del Estado sigue siendo débil, por lo que, ante el vacío de poder dejado por la desmovilización del grupo terrorista, muchas áreas se han convertido en territorios disputados entre grupos armados ilegales nuevos y otros ya existentes, con actividades ilícitas como el tráfico de drogas y la minería ilegal. Por ello, ACNUR reclama implementar medidas adicionales de protección, incluyendo la presencia policial en áreas específicas y estableciendo una infraestructura que mejore las comunicaciones.

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