Andrés Nadal, escritor y profesor de literatura, ha afirmado que “los jóvenes sí están interesados en la lectura” y “leen más que nunca”. Concretamente, ha especificado que considera que “no ha existido una época anterior en la que se leyese tanto, lo que ocurre es que se hace en otros dispositivos”.
La argumentación del escritor ha tenido lugar en el marco de la programación de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), en la sede de Santa María de La Rábida. Precisamente, Nadal es el director y ponente del curso ‘Escritura de Novela’, que dio comienzo el pasado martes. Uno de los puntos en los que Nadal ha hecho hincapié en el curso es acerca de la ‘Estructura de la novela y errores irreversibles’.
Nadal forma parte de la Escuela de Escritores Escribel S. L. Ha indicado en una entrevista ofrecida a Europa Press que “corren el peligro de la superficialidad” los métodos de lectura que utilizan los jóvenes. La idea lanzada por el escritor tiene relación con que “hacen la lectura más dispersa, menos profunda”, ya que “no es lo mismo leer una noticia estructurada en un periódico, que leerla en la web con anuncios que distraen y mil posibilidades de enlaces”.
En otro sentido, el profesor ha apuntado que los videojuegos son “nuevas narrativas” en las que se pueden explorar muchas posibilidades.
En relación al proceso de escritura de una novela, el escritor ha mantenido que “no cualquiera puede escribir una”. A pesar de que “una idea la tiene cualquiera, hay que saber contarla” y “eso no es fácil”. En este aspecto, ha considerado que “hay gente con magníficas ideas que no es capaz de desarrollarlas, eso lleva mucho tiempo y es muy complejo”.
De este modo, Nadal ha lanzado una crítica al mercado editorial actual, al que considera “perverso”, ya que prefiere publicar novelas de personas que “tienen muy pocas ideas pero son conocidas porque salen en televisión”. De este modo, las editoriales evitan que entren en el mercado las novelas de personas que están preparadas y tienen talento. Es lo que el escritor ha llamado “proceso de pedagogía negativa”.