“Peteneras del superviviente”. Por Mari Ángeles Solís del Río.

Mari Ángeles Solís del Río.

Mari Ángeles Solís del Río · @mangelessolis1.
“Vamos a decirle al tiempo
que no importa que muera…
Siempre habrá una petenera
para aquel que se lo lleva”.

Ahora que ya la luna está besando el horizonte, enredando entre sus dedos tristes las torres morunas, mientras su plata gris envenena tus ojos tristes… quisiera deslizarme en ese pozo oscuro que enerva tus recuerdos.

Porque me hacen falta palabras para quedarme dormida en ti, para que tu voz de poeta me hiera al igual que a ti te ha herido el tiempo. Qué poco entendieron muchos del rechinar de dientes, de las noches ganadas en el “callejón”. Vamos a brindar por el olvido, con mi copa llena aún y la tuya casi vacía. Que el dolor más grande sabe cuáles serán sus víctimas cuando, al fino de la noche, una faca ilumina la esquina.

Vamos a decirle al tiempo que no importa que muera, siempre habrá una petenera para aquel que se lo lleva. Porque hoy cuando hablabas, dejando la puerta abierta al dolor, percibí una silueta macabra y grito profundo, un quejido silencioso estrellándose en unas vigas de madera que el tiempo no borró. Y unas copas de vino… y un tibio olor a jazmín.

Me dices que “eres el último”, “el último que queda”… Tú, mecenas de la cultura que sueñas con un museo de recuerdos para tu amigo que se fue… Tú, que condenaste tu pluma a la luz de un “Candil”… Tú, que en tus relatos filosóficos y políticos desenmascaras la realidad gimoteando absurdamente por un pasado de lucha y de seminario. Que te aferras a un amor que se fue, escondiendo con orgullo en alguna esquina un anillo con el secreto que pocos sabemos.

Me dices que “eres el último”, “el último que queda”… y, mientras lo dices te miro y veo, aquel perfil desgarrado en el horizonte que quiso ser “alboreá” de Rafael Romero… y hoy apenas queda una petenera de “El Gallina”, porque lo quiso el tiempo, porque lo dices tú.

Me dices que “eres el último”, “el último que queda”… Tú, que con tu pluma satírica desempolvaste personalidades en Arco del Consuelo dejándolas desnudas, al igual que las madonnas del gran Fausto Olivares, mostraban sus vergüenzas desvergonzadamente, enseñando lo que es arte, arte con mayúsculas.

Ya la noche se estremece como un eco recorriendo una escalera de caracol. Y el silencio se va acomodando en la escarcha que cae. Pero el estar a tu lado, recordando tus recuerdos, me hace ver más allá… en lo turbio del horizonte, una soleá que suena a despedida pero el estar a tu lado, me salvará.

Palabras de un erudito del flamenco, de un sabio de la vida, de un mecenas del arte… palabras que saben a poesía. Sí, “eres el último”, “el último que queda” de aquellos intelectuales que ondearon al viento un arte universal, tal vez Lorca, o Quiñones, o Moreno Galván podrían ser más vuestros, escribir, mejor que yo, estos sentimientos pero, jamás olvides que me paristeis arte, en contra de mi voluntad, justo aquí, al pie del jazmín; me envolvisteis en siguiriyas en estas noches turbias cuando la luna convirtió vuestro reino en santo, al compás de palmas y al compás de silencios. Me soñasteis por el “callejón” sin saber que condenaríais mi alma a dormirse sin nana, pero con rasgueos de una guitarra.

Y hoy llegas, y al hablar me recuerdas peteneras… mira la noche que se va en los requiebros de la voz que se pierde en las estrellas.

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