Si la enfermedad de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, evoluciona negativamente, Mike Pence, su vicepresidente, podría relevarle. Y es que las cosas no parecen que vayan bien para Trump. Su traslado a un hospital militar, cuando pretendía pasar la cuarentena en la Casa Blanca, ha hecho saltar todas las alarmas.
Se ha llegado al punto de que se ha dejado caer la vigesimoquinta enmienda de la Constitución estadounidense. Ésta prevé que el presidente ceda temporalmente el mandato a su “segundo”, en caso de estar incapacitado para el cargo. Esto es: Mike Pence.
Esta hipótesis no se plantea desde 2007, pero vuelve a estar de actualidad, tras el contagio por coronavirus de Trump y su esposa, Melania.
De hecho, el pasado viernes, el mandatario cedió el mando a Pence en una reunión con Gobernadores. Había sido trasladado a un hospital militar para recibir tratamiento contra la Covid-19.
Esta enmienda sirvió para actualizar la Constitución estadounidense, tras el asesinato de John F. Kennedy. Estipula que le presidente puede reflejar por escrito su “incapacidad” para ejercer el cargo. El vicepresidente Mike Pence asumiría el poder hasta que Trump presentase un nuevo escrito revertiendo la medida.
El último presidente en acogerse a esta enmienda fue George W. Bush. Durante poco más de dos horas cedió el mando a Dick Cheney para someterse a un colonoscopia. La medida se repitió cinco años más tarde.
Los mensaje oficiales, por ahora, dejan claro que Trump quiere seguir trabajando, aunque haya cancelado sus actos oficiales. Los de la campaña electoral, también.
No obstante, los mensajes sobre su estado no son muy aclaratorios. Mientras, su médico personal afirma que su estado es “satisfactorio, sin fiebre, ventila bien y con una SO2 de 96%”.
Desde la Casa blanca no son tan halagüeños. Al parecer y siempre según fuentes de la Casa Blanca, Trump ha “empeorado” en las últimas 24 horas y “las próximas 48 son cruciales”, han señalado.