El crecimiento de la actividad privada en Alemania y Francia se ha desacelerado, provocando un parón en la economía de la Eurozona. Las causas hay que buscarlas en los repuntes que la pandemia, y en las limitaciones a las distintas exportaciones de los países.
Este análisis aparece en los informes del índice de gestores de compra (PMI), elaborado por IHS Markit.
En el caso de Alemania el PMI compuesto se situó en agosto en 53,7 puntos, frente a los 55,3 de julio. Su mínimo de actividad en el sector servicios se haya situado en los 50,8 puntos, mientras en julio estaba en el 55,6.
En Francia la situación no es mejor. Mientras el mismo PMI en julio se situaba en los 57,3 puntos, este agosto ha descendido hasta los 51,7, situándose en su peor lectura de los dos últimos meses.
Este parón sin duda traerá consecuencias. Eliot Kerr, economista IHS Marquet, explica que el impulso de crecimiento del mes de julio “se ha tambaleado”. La expansión de los nuevos pedidos “se ha ralentizado”, añade.
Esta desaceleración se debe al debilitamiento de los pedidos para exportaciones. El hecho provoca un declive de los nuevos pedidos procedentes del extranjero en el sector servicios. Es consecuencia tanto de las restricciones levantadas por algunos países ante un aumento de los rebrotes, como de la inestabilidad de los empleos.
En otras palabras, se trata de una no recuperación económica, provocado por un lado, por un menor consumo de las familias, a causa de la inestabilidad del mercado laboral. También debido a las restricciones a los países con rebrotes.
Parón como consecuencia de la inestabilidad laboral
Precisamente, la inestabilidad laboral marca la actividad comercial. La gente prefiere guardar y no gastar, por miedo a quedarse sin trabajo.
Ya en la reunión de julio del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se recoge el riesgo que representa para la recuperación, el impacto en el mercado laboral de la pandemia. Y matiza, “según vayan retirándose los mecanismos de protección del empleo aplicados en distintos países, como los ERTE en España”.
Para, Kerr, estos resultados destacan la “fragilidad” de las condiciones de la demanda “a las que se enfrentan las empresas y siembra nuevas dudas sobre la recuperación en V que muchos habían esperado”.