El mayor empeño de Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno, es conseguir que los Presupuestos salgan adelante con el bloque que facilitó la investidura de Pedro Sánchez. A su vez, que no se negocien con Ciudadanos.
Con ese afán, este miércoles, el también líder de Unidas Podemos se reunió con Gabriel Rufián (ERC) y con Mertxe Aizpurua (EH Bildu) en los primeros compases de las negociaciones. En paralelo, Carmen Calvo, la vicepresidente primera, a su vez, negocia por su lado en otros terrenos.
Por ahora, Pablo Iglesias ha conseguido, gracias también a algunas muestras de Sánchez, reactivar la mesa de diálogo de Cataluña. Sin embargo, el ‘compromiso’ de que hubiera un primer encuentro en la primera quincena de setiembre no se ha cumplido.
Pues bien. Con estos mimbres, las líneas rojas las marcan tanto el jefe del Ejecutivo como la vicepresidente primera. Sánchez prefiere distanciarse, de momento, de sus aliados habituales, dejando en manos de Pablo Iglesias estos primeros contactos con republicanos y abertzales.
Eso sí, según desvela Confidencial Digital (ECD), el presidente le ha dicho al dirigente morado con quién puede y con quién no puede reunirse. Es el vicepresidente de su Gobierno y él marca el ritmo.
Tal es así que Pablo Iglesias quería ir a hablar con Oriol Junqueras, líder de ERC, en la cárcel. Calvo se lo dejó claro. No más visitas a la cárcel para entrevistarse con Junqueras. Es más, le recordaron en Moncloa que era algo que asumía en el acuerdo que permitió el Gobierno de coalición.
La vicepresidente se lo dijo con rotundidad: hay que evitar cualquier escenificación, cita ECD, que pueda interpretarse como un respaldo a los presos del procés.
“Se pueden hacer –esos encuentros con Junqueras—cuando uno no pertenece al Gobierno, pero no cuando se forma parte de él”, le dijo. Aludía a la visita de Iglesias en 2019 en plena negociación también de los Presupuestos que, finalmente, no sirvió de nada, recuerdan en el PSOE. Y en eso estamos.