La ONU denuncia que en EEUU hay racismo y ley de Lynch

La ONU denuncia que en EEUU hay racismo y ley de Lynch

Relatores especializados en Derechos Humanos de la ONU denuncian que en Estados Unidos existe un “racismo sistémico”. Combinado esto con un exceso de fuerza de las actuaciones policiales, se ha generado en el país norteamericano un clima propio de la aplicación de la ley de Lynch, el antiguo “régimen de los linchamientos” a la población negra en la primera mitad del siglo XX.

Desde la agresión al afroamericano Rodney King por la Policía de Los Ángeles en 1991, no se había vivido en Estados Unidos una ola de protestas como la actual. Tras el homicidio, el pasado 25 de mayo, del afroamericano George Floyd, se vienen sucediendo ya catorce jornadas de manifestaciones.

El ya ex policía Derek Chauvin asfixió a Floyd hincándole la rodilla en el cuello, pese a que se quejaba de que no podía respirar. Chauvin ha sido imputado por asesinato en segundo grado y los otros cuatro agentes por complicidad.

La veintena de relatores de Naciones Unidas observan “una reciente avalancha de asesinatos” entre la población afroamericana. Una ola caracterizada por su “impunidad”.

Igualmente, por un “particular desprecio o depravación o la vida humana, y el uso de espacios públicos para ejercer control, todos ellos características de los linchamientos”. Un retorno a un racismo sistémico que, en realidad, nunca desapareció.

Las imágenes del homicidio de Floyd “remueven las conciencias y evocan el mismo terror que el antiguo régimen de los linchamientos pretendía inspirar en Estados Unidos”, señalan los expertos de la ONU.

Debido al “historial de impunidad de violencia racial, los ciudadanos negros de Estados Unidos tienen motivo para temer por sus vidas”, advierten. Es algo que, apuntan, trae a la memoria las antiguas “patrullas esclavistas”. Una herencia de “terror racial que permanece evidente en las actitudes policiales de hoy en día”.

Otro caso de racismo sistémico se vivió en febrero en el asesinato de Ahmaud Arbery

Así las cosas, los relatores recuerdan el caso del joven Ahmaud Arbery, quien, el 25 de febrero, fue asesinado a tiros en Georgia. Un grupo de hombres lo persiguió en una furgoneta.

“Los últimos momentos de la vida de Ahmaud estuvieron protagonizados por una persecución efectuada por una partida de linchamiento idéntica a las vistas durante la era de la segregación”, evocan.

Además, en el informe que han elaborado califican la actuación policial como desproporcionada. Una respuesta a las protestas “marcada por la violencia, los arrestos arbitrarios, la militarización de las operaciones”.

También denuncian persecución a medios de comunicación. Es, dicen, “la punta del iceberg de una injusticia racial presente en el sistema de justicia norteamericano”.

Por esas razones, los relatores exigen al Gobierno estadounidense la aplicación inmediata de las recomendaciones para una reforma policial que se declararon desde la Casa Blanca en 2015. Entonces era presidente Barack Obama.

Dichas recomendaciones establecían la limitación de la inmunidad policial, al uso de armamento militar y la utilización obligatoria de cámaras en las detenciones.

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