Las subidas de tipos de interés deben continuar como lucha contra la elevada inflación, defiende la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
No obstante, alerta de que el endurecimiento de las políticas restrictivas tendrá un impacto en el crecimiento y los mercados financieros.
En ese sentido, el ‘club de los países desarrollados’ sostiene que “la política monetaria debe seguir siendo restrictiva hasta que haya señales claras de que las presiones inflacionarias subyacentes se reduzcan de forma duradera”.
A juicio de esta organización, “todavía se necesitan más aumentos de las tasas de interés en muchas economías, incluidos Estados Unidos y la zona euro”.
Precisamente, el Consejo de Gobierno del Banco central Europeo (BCE) volvió a subir el precio del dinero un 0,50% el pasado jueves. Con ello, los tipos de interés en la eurozona se sitúan en el 3,50%.
Además, la OCDE cree que, ante la lentitud del retroceso de la inflación subyacente, las tasas oficiales deberían mantenerse altas hasta bien entrado 2024.
Por tanto, muy en la línea de lo manifestado por Christine Lagarde, presidente del BCE, al descartar bajar los tipos a corto y medio plazo.
Philip Lane (BCE), partidario de subir tipos después de marzo
La OCDE alerta de los riesgos
Pese a ello, la organización con sede en París admite que esa política restrictiva supone un riesgo. Esto es por el nivel y la duración del mismo, así como la amenaza de una persistencia de aumento de costes o el impacto en los márgenes.
Igualmente, en las expectativas de inflación, a la hora de que los bancos centrales tengan que mantener altas las tasas durante más tiempo. De ser así, provocaría “turbulencias” en los mercados financieros.
Además, los tipos más altos podrían provocar efectos más duros de lo esperado en el crecimiento económico. Especialmente, si esos incrementos de los tipos dejan expuestas vulnerabilidades financieras subyacentes.
Así, la OCDE señala que “es difícil medir el impacto total de las tasas de interés más altas”. Avisa, asimismo, de que los niveles de deuda y su coste subieron incluso antes de que se sintiera el impacto de mayores tasas de interés.
En ese sentido, advierte sobre la mayor tensión en hogares y empresas “y el mayor potencial de incumplimiento de los préstamos”.
Esto hace que aumenten “aumentan los riesgos de posibles pérdidas en los bancos y las instituciones financieras no bancarias”.
A su vez, alerta de que cambios bruscos en el valor de mercado de las carteras de bonos supondrían mayores riesgos. Algo que se ha puesto de manifiesto con la quiebra del banco californiano Silicon Valley Bank.
Con todo, la OCDE considera positivas las medidas adoptadas para proteger a los depositantes y penalizar a los accionistas.
Según esta organización, además, la regulación mejorada tras la crisis financiera y lo dicho anteriormente “reducen el riesgo de un amplio contagio financiero”.