Objetivo de Torra: que Sánchez no apruebe los Presupuestos

Objetivo de Torra: que Sánchez no apruebe los Presupuestos

El anuncio de Quim Torra, presidente de la Generalitat, de un adelanto electoral en Cataluña trastoca los planes de Pedro Sánchez. Es el objetivo de Torra, que no se puedan aprobar los Presupuestos porque la posición, ahora, de ERC es extremadamente complicada.

Si no quieren que les acusen de traidores, tendrán que, al menos, escenificar una ruptura con el Gobierno central. Es más, es posible que el objetivo de Torra sea hacer caer al Ejecutivo de Sánchez, porque sin Presupuestos, no hay Gobierno. Al menos en los términos en los que está planteado.

Ya lo había avisado hace poco Miquel Iceta, primer secretario del PSC: sin Presupuestos “no habrá Gobierno”. Pero los republicanos catalanes no están dispuestos a perder enteros ahora que suben como la espuma en las encuestas. Otro objetivo de Torra: frenar el ascenso de ERC y reventarlo.

Si hay que esperar a que se aprueben las Cuentas catalanas antes de convocar elecciones, el asunto se puede alargar hasta el 18 de marzo. Tiempo suficiente para perfilar un nuevo líder en JxCat. Si entonces se hace la convocatoria electoral, la fecha de los comicios se alargaría hasta mayo.

En ese plazo, se solaparían campaña y negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Un tiempo en el que los republicanos de Oriol Junqueras tendrían que echar el resto para no aparentar buenas migas con el Gobierno.

Así se explica la insistencia de Iceta en que las elecciones se convoquen ya, de forma que no se intoxique el proceso electoral con los PGE. De este modo, ERC podría recomponer las relaciones con el Ejecutivo central.

El objetivo de Torra no contempla una sentencia firme antes

Hay más escenarios que deben contemplarse. Uno de ellos es la inhabilitación de Torra. Si la justicia sentencia en firme respecto a ella, confirmando la condena del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el todavía president tendría que dimitir.

En ese caso, la presidencia sería asumida por los republicanos catalanes y, si no hay una nueva investidura, la convocatoria electoral se precipitaría. Esto jugaría a favor de ERC, que nunca va a dar su visto bueno a unos PGE sin antes medirse en las urnas con los neoconvergentes.

Otra cosa es con un Govern formado y con plenas facultades que permita a los republicanos recomponer la situación y volver a enarbolar la bandera del diálogo.

Tampoco contempla Torra la posibilidad de que prospere la querella ante el TSJC contra él que plantea el PP por usurpación de poderes. Ni populares ni Ciudadanos no reconocen a Torra ni como presidente ni como diputado. Además, van a exigir a la Mesa del Parlament que convoque una nueva investidura.

También reclamarán a Sánchez que le cese y le obligue a cumplir la ley. De salir adelante todo ello, los efectos serían inmediatos y podría precipitarse su caída.

Así las cosas, alrededor de las 12:30 horas de ayer el Gobierno anunciaba que posponía el inicio de la mesa de negociación sobre el “conflicto político” en Cataluña hasta que hubiera un nuevo Govern. Sí se mantenía la reunión prevista con el president. Sin embargo, al filo de las 19:00 horas rectificaba, cedía a las presiones de ERC y anunciaba que la mesa se reunirá antes de las elecciones catalanas.

A Torra se le habría abierto, así, otro escenario que no contemplaba y, de dilatar en el tiempo la convocatoria de comicios, podría poner palos en sus propias ruedas, siendo acusado de anteponer los intereses partidistas a los de la región.

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