No había plan alternativo en el 1-O

Interior no planificó una estrategia alternativa porque confió en los Mossos hasta el último momento.

Los hechos sucedidos el pasado 1 de octubre, con las cargas policiales, han dejado en evidencia que no había una planificación alternativa para afrontar los acontecimientos. Se confió, según Interior, en los Mossos d’Esquadra, y los servicios de inteligencia fallaron, añadiéndose a ello la falta de coordinación entre los distintos cuerpos policiales.

Varias fuentes de la Policía aseguran que todo el plan era “sacar el material previsto para la consulta de los colegios y evitar la votación, tal y como habían ordenado los jueces”. El problema, según algunos antidisturbios que participaban en estas misiones es que, resultaba imposible ejecutarlas. El auto judicial permitía intervenir a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para impedir la apertura de los centros de votación o cerrarlos el mismo domingo. La cuestión era cuándo ejecutarlo. Según fuentes de Interior, se convenció al ministro Zoido que se ejecutara en la madrugada del domingo, pero posteriormente, llegó una contraorden que obligaba a las fuerzas desplazadas a actuar solo si los Mossos reclamaban ayuda. Ni siquiera se podían abarcar los más de 2.000 centros de votación. Y algunas fuentes apuntan a que uno de los objetivos de Interior era dejar en evidencia a los Mossos, cuando estos actuaran con la pasividad que luego quedó demostrada, siguiendo el criterio que ya el Mayor Trapero había anunciado: no utilizar la fuerza si había resistencia pasiva de los ciudadanos.

Otro de los fallos es que los servicios de inteligencia nunca detectaron la llegada de las 10.000 urnas encargadas a una empresa china y que fueron llegando en coches, desde casa particulares, en bolsas, y siempre protegidas por decenas de personas hasta entrar en los colegios, y, al final, se impuso la improvisación.

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