“No eres un problema, eres otra realidad”, por Carmen Vicente Muñumer.

Carmen Vicente.

El pasado 2 de abril fue el día internacional de la concienciación sobre el autismo, un trastorno que afecta a más de 450.000 personas. Se calcula que el 46% sufre acoso escolar, y que hay hasta un 80% de desempleo en personas adultas con TEA. Y añado: QUE NO SE MERECEN.

Porque es muy fácil decir que entiendes el problema de estas personas desde la barrera. Lo  verdaderamente difícil ( y donde se demuestra realmente tu implicación y comprensión hacia ellos), es cuando debes o puedes estar a su lado. Y lo que se ve muy a menudo y a nuestro pesar, es que cuando toca estar codo con codo, tener esa paciencia, respeto y comprensión, a algunos/as se les pierde por el camino la humanidad que les desbordaba por la boca.

Y pongo el ejemplo con el TEA (Trastorno de Espectro Autista), pero hay personas y familias sufriendo esta problemática con otros trastornos del neurodesarrollo, que ven mermadas sus capacidades para llevar a cabo las tareas de la vida cotidiana (síndrome de asperger, déficit de atención por hiperactividad, dislexia…).

Hace muy poco, a través de Twitter, pude leer los mensajes de MAY. Ella es hermana de un niño con TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) y comenzaba su hilo con el siguiente tuit: “A mi hermano están dejando de invitarle a los cumpleaños, se ríen de él o le esquivan cuando hacen grupos. Os aseguro que mi hermano tiene un corazón tan grande que, muchas veces, él mismo no se da cuenta de ello”.

Siempre hemos oído aquello de que “los niños son crueles” pero yo me pregunto, ¿son crueles porque lo ven así, o lo son porque les hacen verlo así? y me remonto a aquella polémica que hubo con un grupo de WhatsApp, ocurrió en Argentina, en el que unas madres se alegraban de que apartasen de la clase de sus hijos a un niño con síndrome de asperger. Estas actitudes creo que se basan principalmente en la ignorancia. Sepan que el coeficiente intelectual de un asperger es promedio o superior a la media. Y voy a poner un ejemplo: todos hemos conocido el pasado año a una adolescente con este síndrome, Greta Thunberg, la sabia adolescente de la crisis climática. Así que es muy probable que ese niño al que estas madres repudiaban, las deje a todas y cada una de ellas a la altura del betún. Aunque ya con su actitud nos lo dejaron muy claro.

¿Y qué ocurre cuando llegan a la edad adulta? El trabajo es una actividad determinante para lograr la integración y realización personal de estos colectivos, y el aislar de forma consciente y voluntaria a estas personas es otra forma de violencia, cosa que se tiende a hacer muy a menudo en el ámbito laboral. Detectar el acoso en estos casos es, a veces, complicado, ya que algunas víctimas no saben identificarlo, debido a su dificultad para expresar sus emociones.  Por lo tanto, cuando este colectivo sufre acoso, se intensifica siendo objeto de humillaciones, burlas, ridiculización, malos tratos psicológicos…a veces sin más finalidad, por parte de los acosadores, que la de divertirse.

Pulula por ahí una frase que dice: “HUMILLAR A ALGUIEN NO TE HACE MÁS FUERTE, MÁS GRANDE NI MÁS PODEROSO… TE HACE UN MISERABLE”. Si ya de por sí me asquea que hagan esto con un igual, me produce además verdadera vergüenza que lo hagan con estos colectivos, que ya deben luchar día a día por encajar en nuestra realidad.

Cuando tienen que soportar en el ambiente laboral a compañeros, superiores o jefes, (gente que se considera sobradamente racional) cosas como inútil, tonto, cortito…me deja claro quién de ellos es más racional, porque si alguien que se le supone tener cierta inteligencia, no puede entender que hay quienes nacen con otras características, disfunciones y dificultades, ¿quién es realmente el inútil, tonto y cortito, aparte de dejar al descubierto su ignorancia?

Quiero acabar con dos cosas. Una volviendo a recordar a MAY, y el último tuit que escribió a su hermano, y que me ha servido de inspiración para elegir el título de este artículo, que dice: “Si algún día lees esto, que sepas que para mí eres el mejor amigo que siempre quise tener. Voy a estar aquí para ser tu mejor amiga, porque te quiero y porque eres único. Para mí no eres un problema, eres una aventura”.

Y por último dar mucho ánimo a los padres, a las familias de estos colectivos. Puede resultar repetitivo decir que son unos luchadores, pero es una realidad. En ocasiones, las familias se sienten solas frente a un mundo que no les comprende, y eso puede resultar agotador. Debemos entender que este colectivo son como cualquiera de nosotros, con una forma distinta de relacionarse con el entorno, de percibir la realidad que les rodea. Y a veces hablamos de más, creyendo que enseñamos a estos niños o adultos a vivir, pero son ellos los que nos enseñan qué es la vida.

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