Lleva tres años en guerra.
Yemen ya era el país más pobre del mundo árabe, pero después de tres años de guerra civil por la disputa regional entre Arabia Saudí e Irán, se ha alcanzado una situación desesperada a nivel humanitario. Ali Abdullah Saleh, su ex presidente, asesinado el 4 de diciembre del año pasado, había cedido ante Abdo Rabbu Mansur Hadi, su vicepresidente, a cambio de inmunidad, pero este no ha conseguido controlar el país debido a que los huthis, el principal grupo político y armado chií del país, se han reforzado notablemente, además de la lealtad a Saleh de buena parte del ejército y los ataques de Al Qaeda.
Así, los huthis iniciaron una ofensiva hasta conquistado Saná, la capital, con la alianza de las fuerzas leales a Saleh. Entonces, Hadi huyó de Yemen, lo que llevó a Arabia Saudí a encabezar una coalición internacional, con el apoyo de Estados Unidos, para intervenir en la guerra, por el temor de Irán, que apoya a los rebeldes, pudiera establecer una base segura, siendo el país yemení fronterizo con los saudíes. La consecuencia ha sido tres años de guerra, miles de muertos ni una catástrofe humanitaria, que ahora empeora debido a los brotes de cólera, mientras Naciones Unidas han fracasado en la mediación para tener un acuerdo.
No llega la ayuda humanitaria
Riad impuso, recientemente, un bloqueo por tierra, mar y aire para impedir la entrega de armamento por parte de Teherán a los huthis. Dicho bloqueo han provocado numerosas críticas, ya que se impedía también la llegada de ayuda humanitaria, de modo que se suavizó abriendo los puertos de Hodeida y Salef, algo insuficiente, según Jamie Goldrick, coordinador humanitario de Naciones Unidas para Yemen. Igualmente, la coalición encabezada por Arabia Saudí es duramente criticada por los bombardeos quien causado miles de víctimas civiles y destruido instalaciones médicas, escuelas y otras instalaciones no militares, lo que ha hecho que empeore la situación.