El encuentro que disputó ayer Rafa Nadal en el Open de Australia se convirtió en todo un mundo para el balear. Más que un mundo, un muro, el que plantó el austríaco Dominic Thiem que acabó por doblegar al manacorí.
Marca nos cuenta que fue una máquina de precisión en los cuatro sets jugados. La dos primeras mangas fueron para él: 7-6(3) y 7-6(4). La tercera, para Nadal: 4-6. El cuarto set (7-6(6)), después de que el tenista español salvara dos bolas de partido. No pudo con la tercera y se acabó este torneo para él.
Thiem desplegó un efectivo juego ya desde el principio, ganando su primer saque en blanco para repetir con el segundo. Incluso, a punto estuvo de romper el juego al de Manacor en el quinto juego. Pero para eso hay que jugar en un inicio mejor que el número uno del mundo.
La contundencia del juego del austriaco, que lo hacia todo, lo bueno y lo malo, hizo sentirse a Nadal dominado. El número uno sabía que la clave estaría en la rotura del servicio y por dos veces lo hizo en dos sets.
No quedaba claro que Thiem pudiera aguatar el ritmo frenético del combate. Llegó a pedir la presencia del fisioterapeuta, aunque finalmente no lo necesitó.
El mundo contra Nadal
Con todo, Nadal estaba encendido y mantuvo duras palabras con la juez de silla. “Me parece increíble que me pites un ‘warning’ –aviso porque se demoraba en sacar- después de este punto tan largo. A ti no te gusta el buen tenis”, le dijo.
La segunda manga se hizo eterna, pero el austriaco, pese a que su físico no aguantaba, se sobrepuso, aunque pesaron más los errores de Nadal. El tercer set pasó casi inadvertido. Pero al primer favorito le crecían las adversidades. Nadie le hacía caso cuando pedía que secaran la superficie.
Con todo, en la última manga, se aseguró el tie break. Thiem supo aprovecharlo y pidió cita para la semifinal del viernes frente al alemán Alexander Zverev. Rafa pierde su primera oportunidad de alzarse con los anhelados 20 Grand Slam e igualar a Roger Federer, que hoy se ve las caras con Novak Djokovic.