Al margen de las cuestiones territoriales, lo más lamentable es el número de víctimas inocentes que está causando esta descerebrada guerra en Ucrania.
Vladimir Putin, presidente de Rusia, había asegurado que la población civil no sufriría cuando ordenó una “operación militar” en territorio ucraniano. Volvió a mentir, como en todo.
Según ha informado Viktor Lyashko, ministro de Salud de Ucrania, 198 personas, entre ellas tres niños, han muerto desde que comenzó la invasión.
Asimismo, traslada en su cuenta de Facebook que 1.115 personas han resultado heridas como consecuencia de los bombardeos. De ellas, 33 son niños.
Pero también hay buenas noticias en esta guerra en Ucrania, pese a lo atroz. Lyashko destacó que “la vida también está en apogeo” porque desde el jueves han nacido varios niños.
De hecho, dos nacieron en uno de los hospitales de maternidad del refugio antiaéreo de Jersón. Por ello, ha elogiado la labor realizada por los médicos ucranianos.
A su vez, ha alabado a los militares, fuerzas de seguridad y equipos de rescate que “están aguantando”. En ese sentido, señaló que “ningún hospital ha cerrado, todos están trabajando y brindando atención médica”.
De seguido, resaltó que “todos” estos profesionales “miran valientemente a los ojos del enemigo”. A pesar de ello, el ministro apuntó que “nunca pensó” que tendría que buscar chalecos antibalas para los médicos.
“Debido a las acciones de los terroristas rusos, que disparan deliberadamente contra las ambulancias, nos vemos obligados”, explicó.
Así, agregó que “los militares están defendiendo al país con las armas en la mano y las armas de los médicos son un trabajo desinteresado”. “Estamos listos”, proclamó para zanjar.