Moción de censura: una jornada malgastada

Moción de censura: una jornada malgastada

Este martes se ha celebrado la primera jornada del debate sobre la segunda moción de censura que presenta Vox y con Ramón Tamames como candidato a la Presidencia.

La sesión se abrió después de que llegara el aspirante rodeado de la plana mayor de formación proponente. Al margen de anécdotas, la jornada se antojaba jalonada de lo que se esperaba.

Un candidato sin programa que auguraba más una especie de canto de erudición más que una alternativa política seria al Gobierno censurado.

De este modo, arrancó el debate sobre la segunda moción de censura de Vox con la intervención de su líder, Santiago Abascal.

Como se esperaba, el presidente de la formación de ultraderecha cargó contra el Ejecutivo y contra Pedro Sánchez. Nada nuevo.

En su intervención, Abascal dio por “caducado” al presidente, además de criticar al PP por no alinearse con él. Además, recriminó la ausencia de Alberto Núñez Feijóo, líder de los populares.

En representación del PP, Cuca Gamarra, secretaria general de la formación, asumirá dar la réplica en la moción de censura.

Por su parte, Abascal repitió los mantras que viene proclamando, como convocar a los españoles a las urnas para “devolverles la voz”.

Insistió en el “abismo” al que ha llevado a España el Gobierno de Sánchez, además de remarcar que “sobran los motivos” para la moción.

Así, con un discurso vacío, aprovechó para intentar, como luego el jefe del Ejecutivo censuró, blanquearse y poner en evidencia al PP. Por eso, no comentar más.

Posteriormente, Sánchez, en su primera réplica del debate, optó por utilizar para responderle los paralelismos culinarios que empleó Abascal.

De este modo, dijo de Vox que es el “glutamato” de la derecha y acusó a la formación de ultraderecha de aportar un “plus de brutalidad” a los populares.

Una moción de censura “delirante”

Asimismo, tildó la moción de censura como “delirante”. Además, aprovechó para cargar contra el PP por su anunciada abstención, que, dijo, es un “pago en diferido” a los de Abascal.

Yo lo dijo antes. Los populares no se atreven a rechazar la moción de Vox porque los necesitan para formar gobiernos si logran victorias en las elecciones.

Además, para el Gobierno, señaló, el candidato propuesto, Tamames, es un “señuelo” para esconder el “infumable” proyecto de la ultraderecha. Un “comodín” que el PP necesita para volver a las políticas de 2013.

Una moción, en definitiva, que calificó como “estrambótica” y “delirante”, aunque pone en evidencia la “abstención” popular, frente al “no” de la primera. “Una indecente abstención”, llegó a decir Sánchez.

No obstante, el presidente no quiso despreciar este instrumento constitucional porque permite contrastar un modelo y otro. El de Vox y el del Gobierno de coalición y los progresos que han logrado.

La moción de censura, dijo, es útil para saber que ha aportado la ultraderecha y para conocer “para qué sirve Vox”.

No ha contribuido nada a favor de la convivencia entre los españoles. “En las calles agitación, en las tribunas, bronca, insultos, en el Parlamento, dos mociones estériles y en todas partes, odio”, resumía el jefe del Ejecutivo.

Al tiempo, Sánchez señaló que, descontando “la brutalidad”, lo que une al partido de Abascal, a Tamames y al PP es frenar la acción progresista.

Unas acciones del Gobierno que Vox y la derecha quieren hacer retroceder para volver a 10 años atrás. La España de los recortes de las pensiones, devaluando los salarios y, por tanto, retrocediendo en el estado del bienestar.

Y hasta ahí llegó el debate. Lo demás fue más circo, incluida la intervención de Tamames.

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