El mitin de Carles Puigdemont en Perpiñán

El mitin de Carles Puigdemont en Perpiñán

La guerra interna por la hegemonía en el independentismo ya no se esconde. Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, se plantó ayer en Perpiñán, a solo 30 kilómetros de la frontera con España, en un mitin. Congregó a 110.000 personas, según las autoridades locales, o más de 200.000, según los organizadores.

Bajo el absurdo argumento de que al ir a Perpiñán volvía a Cataluña quiso erigirse como el verdadero catalizador del secesionismo catalán. Desafiaba, así a sus mayores contrincantes: ERC.

Cierto es que las expectativas de Carles Puigdemont se vieron superadas por la realidad. A tal punto fue así que el comienzo del acto tuvo que retrasarse por la constante afluencia de vehículos procedentes de Cataluña. El paso fronterizo se colapsó. Más de seis kilómetros de retenciones desde La Jonquera hasta la frontera con Francia.

Más de 600 autocares fletados por la ANC y miles de vehículos particulares cruzaron el paso fronterizo en dirección a Perpiñán. Allí estaba el líder independentista fugado de la Justicia española dispuesto a retar a los republicanos catalanes.

Una vez comenzado el acto, Carles Puigdemont instó al independentismo a “preparar la lucha definitiva”. Reiteró que “ya no nos pararemos y ya no nos pararán”. Con todo, no desveló sus planes electorales y evocó el sentimentalismo en un discurso cuya única verdadera intención es aglutinar votos de ERC.

Su dialéctica buscó tensionar el independentismo, que permanezca “en estado de movilización permanente contra el Estado”. “El Estado sólo entiende la voz del pueblo movilizado”, dijo.

En definitiva, el ex president pretende que el secesionismo catalán recele de la mesa de negociación. Que esté preparado para retornar a la unilateralidad.

Clara Ponsatí acompañó a Carles Puigdemont

No estaba solo. Clara Ponsatí, también fugada, hizo un llamamiento a la violencia como la que vivió Barcelona tras la sentencia del procés. “Os necesitamos más que nunca”, dijo la ex consejera de Educación, en alusión a “los jóvenes que ganaron la batalla de Uquinaona”.

Manifestando su rechazo a la mesa de negociación, atacó entre líneas a ERC. “Es un engaño contraponer diálogo a independencia. De nada sirve aplazar la independencia. Nunca tendremos lugar en el Estado español. No nos dejemos engañar por mesas de diálogo del engaño que sólo buscan ganar tiempo”, aseguró.

Los republicanos, representados únicamente por Ernest Maragall y Ana Caula, portavoz de ERC en el Parlament, aguantaron y esperaron la intervención de Oriol Junqueras. Su líder lo hizo a través de un vídeo, a pesar de los silbidos de los asistentes.

Sostuvo que “nunca renunciaré a mis objetivos” y defendió haber sido capaz de obligar al Gobierno a dialogar con el independentismo. “Cuando somos muchos y estamos coordinados tenemos fuerza para forzar al Estado negociar”, sentenció. Era consciente de que el secesionismo catalán está roto. Pero aún roto es peligroso.

Con todo, Carles Puigdemont también quería hacer una demostración de fuerza al sector liderado por Artur Mas entre los neoconvergentes. El que también fue presidente de la Generalitat pudo comprobar que su pretensión de moderar al prófugo no tiene recorrido.

Todo indica que Carles Puigdemont intentará gobernar Cataluña desde Bélgica, sentando en la Presidencia del Govern a otro títere como Quim Torra. El elegido, aunque no lo desveló, es Jordi Puigneró. No tiene la más mínima intención de ceder ante un candidato de la extinta Convergencia.

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