“Mi hijo, a la concertada porque puedo pagarlo”, por Mª Victoria Moreno.

María Victoria Moreno.

Este es el razonamiento por el que muchas familias eligen esta opción para la educación de sus hijos. No hemos conseguido sacudirnos esa idea en España fruto del abandono de la escuela pública en el franquismo. No ha contribuido a ello que sean contados los personajes públicos relevantes que eligen la escuela pública para su prole, ni que muchos profesores de colegios e institutos públicos opten para sus propios hijos por la enseñanza concertada.

Y es que, aunque la realidad tozudamente nos dé muestras de lo contrario situando centros públicos en los primeros lugares de los rankings sobre calidad educativa o sean estudiantes de centros públicos los que consiguen los premios extraordinarios y menciones de excelencia, España está a la cabeza de los países con más alumnos en escuela concertada. En primaria, solo nos supera Malta y, en general, el 32% de los estudiantes españoles de educación obligatoria estudia en este tipo de centros, mientras la media europea es del 19%.

Cuando se habla de mejorar la educación española nos fijamos en Finlandia; sin embargo pocas veces se menciona que allí el 98% de los niños, niñas y jóvenes se escolariza en centros públicos.

A veces es decisión de las familias, no tanto por cuestiones de calidad como por el miedo a la diversidad que sus hijos van a encontrar en un centro público, olvidando que nos es más que la diversidad de la sociedad en que nos movemos. Hablamos mucho de educación pero pocas veces leemos a verdaderos expertos y seguimos dando por sentadas realidades que no lo son.

Pero no siempre eligen las familias. En ocasiones cada vez más frecuentes, los padres han de acudir a este tipo de centros a su pesar. La LOMCE, la ley educativa elaborada por el gobierno popular con todo el hemiciclo en contra, eliminó la obligatoriedad para la administración de garantizar plazas suficientes en centros públicos, dejándolo en garantizar la existencia de plazas suficientes. Así se ha abierto la puerta a la cesión de suelo público para colegios privados y hemos llegado a ver nuevos barrios que solo ofrecen plazas concertadas a sus vecinos porque no hay ningún centro público en ellos.

No, un centro sostenido con fondos públicos no es un centro público. Quien pone en marcha un centro privado tiene un proyecto empresarial o, peor aún, de adoctrinamiento y la educación no puede ser un negocio sino el esfuerzo de toda la sociedad para conseguir mejores ciudadanos en las siguientes generaciones.

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