McCarthy no consigue presidir la Cámara de Representantes

McCarthy no consigue presidir la Cámara de Representantes

La división interna entre los republicanos estadounidenses ha hecho fracasar, por sexta vez, el intento de Kevin McCarthy para presidir la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Al cierre de estas líneas, cerca de la una de la madrugada en España, se debatía si habría una séptima votación.

Un grupo de su propio partido bloquea su elección en una Cámara con una exigua mayoría republicana.

En la sexta votación, McCarthy ha reunido, de nuevo, los mismos 201 votos de los 218 necesarios que en la anterior ronda.

Ha sucedido igual que en la cuarta votación, en la que 20 republicanos se inclinaron por Byron Donalds. Mientras, el demócrata Hakeem Jeffries se hacía con 212.

Así, tanto en la cuarta como en la quinta, la republicana Victoria Spatz se abstenía y aumentaba el malestar contra McCarthy.

Muchos congresistas creen que el líder republicano debe hacerse a un lado para desbloquear la situación.

El margen de error de su partido es muy pequeño, puesto que cuenta con 222 representantes tras las elecciones de mitad de mandato (midterms).

Ya fracasó en tres votaciones anteriores al contar con la oposición de un sector radical concentrado en el Caucus de la Libertad.

Quedan, de este modo, en evidencia las grandes diferencias entre los distintos sectores del Partido Republicano.

Algo que, seguramente, se reproduzca en las negociaciones en el Senado, ahora con mayoría demócrata.

Lo cierto es que, para evitar perder más de los cuatro votos de margen, el líder republicano ha intentado contentar a indecisos, partidarios y contrarios.

Así las cosas, el sector más ultraderechista, cercano a Donald Trump, le responsabiliza de los malos resultados en las midterms.

Antes de las elecciones, las encuestas daban a los republicanos una amplia mayoría, cosa que no sucedió.

En cambio, si bien han logrado el control de la Cámara de Representantes, han quedado muy alejados de la posibilidad de legislar cara a recuperar la Casa Blanca en 2024. Además, en esa fecha también pretenden recuperar el control del Senado.

Sin embargo, todo apunta a que los republicanos tampoco están muy dispuestos a negociar con los demócratas una presidencia de consenso.

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